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Los madrileños madrugaron para evitar los efectos de la huelga de Renfe

La huelga de Renfe tuvo aparentemente escasos efectos en las zonas de Madrid consideradas en principio como más propensas a las alteraciones de tráfico. Según distintas opiniones recabadas por EL PAÍS en los puntos que serían previsiblemente más afectados por el conflicto, los habituales usuarios de las unidades de Renfe para acudir a sus puestos de trabajo optaron por una de estas tres soluciones: utilizar los trenes a horas más tempranas, servirse de los automóviles particulares que no suelen usar ante las dificultades de algunos accesos a la capital o viajar en autobuses desde primeras horas de la madrugada. Los ciudadanos que hipotéticamente estaban llamados a padecer la huelga se comportaron de un modo similar a como se comportan en los últimos años ante las veraniegas operaciones retorno: en vez de desplazarse a sus lugares de destino en días sucesivos, se limitaron a madrugar un poco más.El último tren que llegó a Aluche, procedente de Móstoles, a las 8.03 de la mañana, ni siquiera estaba totalmente ocupado por los viajeros: como máximo, a un 80% de su capacidad. Los funcionarios que atendían aquellos últimos servicios declararon que «quizá se ha producido un movimiento superior al normal en horas anteriores, pero en las últimas, la normalidad ha sido total». Y apuntaban la explicación de que los vecinos de zonas próximas habían decidido por fin utilizar sus coches, que comúnmente prefieren dejar junto a sus casas, dados los diarios embotellamientos en la zona próxima a Móstoles cada mañana.

Asimismo, los madrileños que circulaban por la autopista de Extremadura, hubieron de prevenir los atascos adelantando su salida al trabajo, puesto que la frecuencia del paso de vehículos en tramos siempre muy sobrecargados no era especialmente alta.

En Chamartín, reclutas

En la estación de Chamartín, las encargadas de la oficina de información se limitaban a ofrecer datos sobre trenes cuya llegada hubiera de producirse antes de las doce de la mañana, hora-tope para que entrasen en la estación los convoyes de largo recorrido. Los mostradores aparecían ocupados por los folletos informativos de los convocantes de la huelga.

El gran vestíbulo central de las instalaciones estaba ocupado, poco después de las nueve de la mañana, por varios centenares de reclutas que habían visto interrumpidos sus traslados hacía los distintos destinos. «Al parecer, seremos trasladados en vehículos de la policía militar hacia acuartelamientos próximos, hasta que concluya la huelga», comentaba uno de ellos, componente de un amplio grupo que procedía de Bilbao. «Cuando hemos llegado al andén, a las ocho en punto de la mañana, he dicho a un funcionario de Renfe si estaría dispuesto a responderme a una pregunta. Ha mirado el reloj y me ha contestado: Si es breve, adelante, añadió un catalán que, junto a varias decenas de paisanos, esperaba también en el vestíbulo.

Las encargadas de información comentaron, poco antes de las diez de la mañana, que, apenas se había producido algún pequeño incidente por la presencia de viajeros despistados, concretamente de algunos extranjeros.

En Barajas-aeropuerto, pocas novedades

En opinión de los taquilleros de Barajas, las alteraciones a consecuencia de la huelga habían sido mínimas en el aeropuerto: «Ciertamente observamos sobre las seis de la mañana un aumento de un 75 o un 80% en la demanda de billetes para Granada, Málaga y, en general, para todas las capitales, salvo Barcelona. La demanda fue decreciendo en el curso de la mañana; a las once, el porcentaje de aumento había descendido hasta un 15 ó un 20%.» Por lo que respecta al puente aéreo, una de las empleadas de Iberia añadía que «quizá haya viajado hoy por avión un poco más de gente que de costumbre: tal vez un 10 ó un 15 % sobre lo normal, pero la situación parece ir normalizándose con el paso de las horas.

Normalidad en las autopistas

Las medidas especiales adoptadas dentro del casco urbano de Madrid y en las entradas de algunas carreteras nacionales no tuvieron que ser utilizadas al máximo durante la mañana, aunque a últimas horas de la tarde se hicieron necesarias en las autopistas de Barcelona y La Coruña y en la carretera de Extremadura, ante la masiva salida de automóviles.

«Hace varios días que tenemos la mayoría de los efectivos en las carreteras por los últimos atentados, por eso no es necesario incrementar el número de agentes que dedicará una especial atención al tráfico. Excepto en la de Barcelona, donde ha habido más tráfico de lo normal, no se ha notado sensiblemente la huelga de Renfe», informó la Guardia Civil de Tráfico.

Plácido Álvarez, delegado municipal de Circulación y Transportes, informó a EL PAÍS que «el Ayuntamiento sólo ha podido reforzar los servicios que dependen de él y se encuentran dentro de la ciudad, además de incrementar la vigilancia de la Policía Municipal». Según informaron en la emisora de este cuerpo, aparte de la especial vigilancia en las entradas de las carreteras de Barcelona, Extremadura y Norte, ninguna de las cinco agrupaciones de Tráfico tuvieron necesidad de reforzar su zona.

El suburbano descarriló

La Empresa Municipal de Transportes, en previsión de que los quince coches con los que cuenta la línea 59, Legazpi-San Cristóbal de los Ángeles, fueran insuficientes, puso en servicio otros tres vehículos. Sobre las siete y veinte de la mañana, la emisora de la misma empresa recibió el aviso de que un tren suburbano había descarrilado cuando entraba en la estación de Campamento. Este accidente, segundo de los que se producen en los primeros días del año no causó ningún herido, aunque obligó a interrumpir la línea entre esta estación y Batán hasta las once menos diez de la mañana.

Ante el aviso de que la zona de Campamento no podía usar el ferrocarril suburbano, la EMT re forzó con cuatro coches los veintiuno con que cuenta la línea 39, que recorre el itinerario Felipe V San Ignacio de Loyola. Según las previsiones para hoy a primera hora, se podría mantener el refuerzo de estas líneas, al tiempo. que se haría lo mismo con la 84, Moncloa-Aravaca. «Esta decisión de pende de que los informes consideren necesarios este reforzamiento. Hoy esta necesidad no se ha notado en absoluto», manifestaron varios empleados de la EMT

Además del uso masivo de automóviles y camionetas, que llega ron a Madrid a tope, los taxis solucionaron muchos problemas en las primeras horas del día. «Todos los que fuimos a Móstoles cargamos inmediatamente. Y eso que el número de taxistas que había ayer en la zona era muy superior a los que se pueden ver cualquier día» informó uno de los taxistas madrileños que aprovecharon la huelga de Renfe para hacer más carreras.

(Información sobre la huelga en toda España en páginas 32 y 33)

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