Tensión en Italia tras el recrudecimiento de la violencia

La nueva racha de violencia desencadenada en la capital italiana la noche del miércoles ha costado dos nuevas vidas: se trata de dos muchachos fascistas muertos, uno, a manos de la policía y, el otro, a consecuencia de los disparos efectuados por un grupo de extrema izquierda. El día de ayer transcurrió en medio de un clima de tensión con falsas amenazas de bombas, mientras los observadores subrayan, una vez más, la coincidencia entre el recrudecimiento de la violencia y los momentos en que se avecina una crisis de Gobierno.

En la noche del miércoles resultó muerto de un disparo en la nuca, efectuado por la policía, un joven fascista del aristocráfico barrio del EUR. Según el informe policial, el joven, de dieciocho años, amenazó a la poficía con una pistola, P-38, después de que, en compañía de otros jóvenes de extrema derecha, había incendiado una veintena de coches y lanzado varias bombas contra una sección de la Democracia Cristiana.El otro joven resultó muerto cuando se encontraba en un bar frecuentado por fascistas y desde un coche en marcha, fueron efectuados disparos contra el local. Otros dos jóvenes resultaron heridos.

Las fuerzas derechistas italianas han acusado al actual Gobierno de ser incapaz de defender el orden público.

Precisamente en la noche del miércoles, en una rueda de prensa ante las cámaras de televisión, el presidente del Consejo de Ministros, Giulio Andreotti, señaló el carácter transitorio de su Gobierno monocolor y que lo difícil en estos momentos era encontrar otra fórmula de Gobierno que no llevase a unas elecciones anticipadas.

Con relación a la posibilidad de que vuelvan a la oposición, el jefe del Gobierno señaló que «por interés nacional no debemos estropear1a colaboración con los comunistas».

Por su parte, el Partido Comunísta italiano (PCI), en boca de su dirigente Emanuele Macaluso, afirmó que si se prepara un nuevo Gobierno, el PCI debe ser incluido en él, ya que en caso contrario no apoyará ninguna otra fórmula en la que los comunistas no estén presentes.