Una huelga de camioneros paraliza Gran Bretaña

Los efectos coincidentes de sendas huelgas salariales de un sector de camioneros y de conductores de vehículos cisterna de compañías petrolíferas están llevando a Gran Bretaña a una grave situación de parálisis. El Gobierno ha descartado por el momento la adopción de medidas radicales, pero el Ministerio del Interior tiene ya planes concretos para utilizar al Ejército en la distribución de alimentos y combustible si el problema se agrava.

Aunque las dificultades en la distribución todavía no han afectado profundamente a las grandes cadenas de supermercados, que en general tienen abastecidos sus almacenes y cuentan con transportes propios, una cierta dosis de pánico entre los consumidores contribuye al vaciado de las estanterías a un rítmo muy superior al normal. En el sector agropecuario, la escasez de alimentos amenaza ya la vida de miles de animales.

La casi paralización del transporte de combustible ha obligado a cerrar a numerosas gasolineras. En las restantes, las colas de automovilistas son interminables. El desabastecimiento se hace sentir fundamentalmente en el norte del país, donde la situación viene agravada por condiciones climatológicas extremas. Miles de niños han visto prolongadas sus vacaciones navideñas por falta de calefacción en las escuelas y los transportes públicos han sido reducidos al mínimo en algunas grandes ciudades. En Manchester, por ejemplo, donde la reserva de combustible alcanza para dos semanas, se intenta mantener la flota urbana casi a pleno funcionamiento.

La situación del transporte de mercancías ha empeorado ayer al sumarse los estibadores portuarios a la acción de los camioneros con el bloqueo de los muelles al tránsito de vehículos pesados. Los aproximadamente 25.000 camioneros en huelga quieren una semana de 35 horas, en lugar de cuarenta, y un aumento salarial del 20 %. Traducido a pesetas, unas 1.500 más a la semana.