Triste partido entre Getafe y Sabadell

Getafe y Sabadell nos dieron la mañanita al jugar -un decir- un partido peor que malo y con desesperantes signos de torpeza y medrosidad en los planteamientos de ambos técnicos. El Getafe, que actuaba en casa y por la alineación que presentó daba la impresión de hacerlo fuera, acabó llevándose en la segunda parte los dos puntos porque el Sabadell se autoentregó con su exageradísimo cerrojo que superó todo lo imaginable. El equipo vallesano sólo dio impresión de ser algo más que un frontón en los últimos minutos del choque, cuando apenas le quedaba tiempo para empatar.Un remate lejano de Salmerón, rechazado con apuros por Capó, y otro seguido de Domingo con turno de parada a cargo de Vidal fueron las acciones que en los primeros minutos hicieron presagiar que lo que se iba a presenciar era un partido de fútbol. Iban ocho minutos y los dos equipos se pusieron entonces de acuerdo -no cabe otra explicación- para aburrir a la concurrencia con unos esquemas tan rígidos y cobardes que originaron el amontonamiento de a veces diez hombres en el centro del campo. Con un solo delantero nato en el Getafe -Martínez, casi nulo, porque no hay quien le quite la manía de jugar siempre de espaldas- es prácticamente imposible marcar goles. Ni siquiera crear jugadas para ello. La única de peligro en toda la primera parte llegó como consecuencia de un fallo de Silvi, que obligó a Capó a despejar casi de forma increíble un balón que entraba.

La segunda mitad mostró a un Sabadell ya descarada y torpemente encerrado en su área. Se trataba de despejar como fuera y, aunque las luces ofensivas del Getafe siguen siendo muy cortas, a fuerza de llegar una y otra vez se cumple el tópico del cántaro. Esta vez por dos veces. El Sabadell ya quiso enmendar su autoderrota -Silvi seguía empeñado en marcar en su puerta y al final lo consiguió-, pero sólo pudo forzar dos acciones confusas en el área getafense, de las que aprovechó la que le concedió el árbitro.