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Reportaje:

"Premios" para los gastos inútiles de la Administración norteamericana

En los regímenes democráticos del mundo, los Parlamentos recurren a los métodos más variados para controlarla gestión del poder ejecutivo y la utilización por éste de los presupuestos nacionales. Pocos, sin embargo, han ideado un sistema tan original como el creado por el senador demócrata norteamericano William Proxmire, que concede mensualmente un trofeo, el «Vellocino de Oro», al ejemplo más destacable de derroche del dinero de los contribuyentes por parte del Gobierno de Washington. Sobre este peculiar galardón informa Juan González Yuste.

Senador demócrata por Wisconsin desde hace más de veinte años, William Proxmire corre unos ocho kilómetros cada mañana, desde su casa a su oficina, en el Capitolio de Washington. A sus 63 años, continúa desayunándose con sardinas o atún y desarrolla una intensa actividad como presidente del Comité de Banca, Vivienda y Asuntos Urbanos y como miembro del poderoso Comité senatorial de Apropiaciones.La popularidad de Proxmire no se debe tanto al hecho de que fuera el primer miembro del legislativo norteamericano que resolvió su calvicie con un trasplante de cabello ni a su petición diaria ante el Senado para que Estados Unidos ratifique la Convención Mundial sobre el Genocidio, como a su idea de conceder mensualmente un premio simbólico, el Golden Fleece of the Month, «Vellocino de Oro», para destacar el «mayor, más obvio o más ridículo ejemplo de gasto gubernamental inútil».

Por ejemplo, en marzo de 1975, la National Science Foundation se gastó 84.000 dólares del dinero de los contribuyentes en financiar una investigación sobre el porqué la gente se enamora. En el proyecto se indicaba el deseo de los patrocinadores de centrar el estudio en los enamoramientos entre hombres y mujeres. Proxmire concedió su «Vellocino de Oro» a la fundación gubernamental.

El Departamento de Agricultura fue «premiado» por el senador en enero del año pasado, cuando invirtió cerca de 46.000 dólares en investigar cuánto tiempo se tarda en cocinar un desayuno. Para ello se creó una unidad de tiempo, equivalente a 0,036 segundos, y se llegó a la conclusión de que se requieren 838 unidades de tiempo en freír dos huevos, quince unidades en romper cada huevo contra el borde de la sartén y 960 unidades en dar su punto exacto a una tostada.

Otro «Vellocino de Oro» fue otorgado por Proxmire al Departamento de Trabajo, que contrató a cien personas y gastó 384.948 dólares para hacer una encuesta sobre el número de perros, gatos y caballos que viven en el valle de Ventura, California. En abril de este año, el Instituto de Salud Mental fue el «ganador» del trofeo, al haber gastado 97.000 dólares en un estudio de campo, de dieciocho meses de duración, sobre las «relaciones sociales y comportamiento en un burdel de Perú».

Graduado en Harvard y Yale, el senador Proxinire tiene el récord de asistencia a las votaciones de la Cámara, con más de 6.000. Su peculiar método de combatir los gastos inútiles del Gobierno le ha dado excelentes resultados, y muchos de los programas o estudios a los que otorgó el «vellocino» fueron interrumpidos. Cuando se intentó construir un nuevo edificio en Washington para las oficinas de los senadores, William Proxmire adjudicó su premio al proyecto, por considerarlo tan lujoso que, de realizarse, «haría palidecer de envidia a un príncipe persa». El proyecto fue suspendido.

En agosto de 1975, el Vellocino de Oro fue concedido a la Administración Federal de Aviación, por dedicar 57.800 dólares a un estudio sobre las medidas del cuerpo de las azafatas de las distintas líneas aéreas. En octubre de ese año, el Instituto Nacional para el Estudio del Alcoholismo obtuvo el «premio» por gastar millones de dólares en diversos estudios, destinados a saber, por ejemplo, si las ratas jóvenes beben más que las viejas.

Cuando la Administración Federal de Autopistas invierte casi un cuarto de millón de dólares en estudiar la «actitud de los conductores hacia los camiones largos», o la NASA y la National Science Foundation emplean siete años en investigar bajo qué condiciones las ratas, los monos y los seres humanos rechinan los dientes, Proxinire recurre a su pintoresco galardón sobre todo si las conclusiones del primer estudio son que los conductores creen que los camiones les bloquean la visibilidad y suben despacio las cuestas, y las del segundo estudio indican que la ira o el dejar de fumar son causa del rechinar de dientes.

En febrero de 1977, la Law Enforcement Assistance Administration gastó cerca de 27.000 dólares en investigar por qué los presos quieren escaparse de la cárcel, y llegó a la conclusión de que «la fuga de las cárceles está asociada a factores de tipo dinámico y estático». Al conceder su «Vellocino de Oro» a esta agencia gubernamental, el senador Proxmire indicaba: «Este estudio es un delito, y si a los responsables del mismo se les metiera en la cárcel por ello, no necesitarían un céntimo del dinero del contribuyente para saber por qué querrían salir de la prisión.»

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