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Santiago Carrillo propone una nueva mayoría

Santiago Carrillo, secretario general del Partido Comunista, pidió ayer al presidente del Gobierno que convoque a los partidos democráticos para concertar un programa común que lleve a la creación de una nueva mayoría. En ella podría participar el Partido Socialista y quizá algún otro partido con ministros, «y nosotros mismos, con o sin ellos». Tal propuesta fue realizada durante una conferencia pronunciada en el Club Siglo XXI.

El líder comunista dijo que la aprobación de la Constitución no cerrará el período constituyente más que formalmente, puesto que éste habrá de proseguir en las nacionalidades y regiones. «Va a ser una tarea delicada, para que no se cree una situación de vacío y desorganización del Estado; va a exigir un plan ordenado y metódico, la elaboración de un calendario de las autonomías, sin privilegio para unas u otras, sin atropellamientos, con objeto de evitar el retorno anticonstitucional del centralismo rígido y opresor.»Otro argumento citado por el señor Carrillo para justificar la necesidad de dicha solución es la necesidad de salir de la crisis económica con un esfuerzo solidario, sin lo cual, «la mejor Constitución nos serviría de muy poco». En este sentido volvió a mencionar la necesidad de un plan político-económico-social, «para consolidar el nuevo régimen, reconvertir y sanear la economía y abordar seriamente el problema del paro; un plan que abarque todo el período que estimamos indispensable para la recomposición de la democracia».

Los dos partidos de mayor representación parlamentaria «dan al país una sensación de potencia y soberbia que no corresponde a sus posibilidades reales», según Santiago Carrillo. «En el Gobierno, UCD ha sufrido un evidente desgaste. Es muy difícil que supere su marca de las elecciones pasadas, aunque haya factores que, contradictoriamente, le son favorables: por ejemplo, la incógnita que en esta fase del proceso plantea el comportamiento del aparato del Estado ante un eventual Gobierno de izquierda».

«También la Oposición ha desgastado al PSOE; a juicio de muchos españoles, no ha sabido utilizar su actual fuerza parlamentaria para influir más eficazmente en la política nacional. Ha vacilado entre ser una oposición radical al centro -calificado por él como "partido de la derecha"- y la inevitabilidad de compromisos, como los de la Moncloa, la Constitución y el orden público. Parte de sus votantes puede pensar que la política de denuncia radical y de compromisos a la vez indica una ambigüedad impropia de un gran partido adulto.»

Es mejor que no haya elecciones

Dijo después que no pedía un Gobierno de concentración democrática, «sino un Gobierno democrático fuerte, con suficiente apoyo en el Parlamento y en el país». UCD y el PSOE tendrían la nueva mayoría, y «lo incomprensible es que el PSOE quiera hacerla después de las elecciones y no antes».«Para 1979 están programadas, y previstas por la ley, las elecciones municipales; proponer que a mediados del mismo año se hagan elecciones generales supone hacer de 1979 un año de incertidumbre en el que no habrá inversiones, la actividad económica seguirá estancada y en que la situación social podría agravarse, al no abordarse seriamente problemas tan vitales como el paro, y principalmente el juvenil. En vísperas electorales, ningún partido firmaría acuerdos económicos, aunque fuesen verdaderamente indispensables. Cada partido querrá salvaguardar su imagen.»

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«Haría falta, pues, una iniciativa política, una vez aprobada la Constitución, para formar un Gobierno de amplia mayoría parlamentaria que postergase las elecciones generales hasta 1980. Los comunistas estaríamos dispuestos a apoyar ese Gobierno, aun sin participar en él, a condición de que se pactase un programa y se crease un órgano de seguimiento de la nueva mayoría, con nuestra presencia. Tampoco nos inquietaría permanecer como partido en la oposición, que, por nuestra parte, tendría un carácter constructivo.»

Como programa concreto, el señor Carrillo propuso, entre otras cosas, el aplazamiento hasta 1986 del debate sobre la entrada o no de España en la OTAN; calendario de autonomías, previendo para 1979 la aplicación de las autonomías catalana, vasca y gallega; nueva ley electoral; reforma democrática de la eneñanza; y un plan de reconversión y saneamiento de la economía para tres años.

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