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La OIT condena a Checoslovaquia por discriminación política en el trabajo

Por primera vez en la historia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), su consejo de administración, máxima instancia colegiada de la institución, condenó al Gobierno de un país del Este, al de Checoslovaquia, por violación de los convenios sociales internacionales relativos a discriminación en el empleo.

La reclamación, que fue presentada por la CIOSL (Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres), dio origen a una sesión secreta que duró cinco horas, y en la que intervinieron más de treinta oradores representantes de trabajadores, empleadores y, Gobiernos.

En concreto, la CIOSL denunció los despidos y la pérdida de empleo sufrida por muchos de los firmantes de la concocida Carta 77, en la que, especialmente intelectuales checoslovacos, denuncian la violación de los derechos huma nos en su país.

De España, tanto el representante de los trabajadores españoles, José Antonio Aguiriano, como el embajador ante la OIT, Manuel Jiménez de Parga, apoyaron la condena al Gobierno checoslovaco, presentada por el señor Morris, de Canadá, presidente del grupo de los trabajadores en el contexto de la OIT.

Igual que con el franquismo

Por su parte, el embajador Jiménez de Parga, afirmó que el caso checoslovaco no era nuevo para los españoles, «puesto que en la época del franquismo se habían producido centenares de despidos laborales por discrepancia política», aunque esos despidos -dijo-, después se encubrían con invocaciones a las normas establecidas en forma antidemocrática y con supuestas faltas de asistencia al trabajo.La Unión Soviética respondió al embajador español que se quería «politizar» el caso, y que en última instancia, si no se tratase de un país socialista, muchos de los que estaban pidiendo la condena del régimen checoslovaco no lo hubieran hecho.

Jiménez de Parga replicó que el Gobierno español adopta al respecto una postura absolutamente por encima de los bloques y que se limita a aplicar la Constitución de la OIT, y que como prueba concreta aparecía el hecho de que él, en la última conferencia internacional del trabajo votó en favor de la impugnación de las credenciales de los que se presentaron como representantes de los trabajadores chilenos. Jiménez de Parga preguntó al delegado soviético si en el caso de Chile podía también hablarse de una postura en contra de un país socialista.

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