Preocupante retroceso del comercio mundial

Durante el primer semestre del presente año «la producción de petróleo de los países de la OPEP disminuyó un 9% en comparación con el mismo período del año anterior», según datos publicados por expertos del GATT. En cambio, se señala que aumentó un 9% en los países desarrollados (los aumentos considerables registrados en Estados Unidos, Gran Bretaña y Noruega sólo fueron contrarrestados en parte por una disminución en Canadá), como, así mismo, se registró un aumento del 5-6% tanto en los países del Este como en los países en desarrollo no pertenecientes a la OPEP.

Por otra parte, los economistas del GATT indican en su informe que en 1977, las exportaciones e importaciones de los países industrializados (que en 1976 se habían recuperado en un 11% y un 14%, respectivamente) aumentaron a un ritmo considerablemente más lento, que en ambos casos fue del 5% en volumen, y de un 13% en valor.En otro capítulo se comenta que tras una notable mejora en 1976, el superávit de la balanza comercial de los países en desarrollo exportadores de petróleo, considerados en conjunto, disminuyó 10.000 millones de dólares en 1977, con lo que se redujo a 59.000 millones de dólares, cifra ligeramente superior a la registrada en 1975.

Los países en desarrollo importadores de petróleo (los que exportan fundamentalmente manufacturas) siguieron siendo los más dinámicos -según la misma fuente-, lo que constata que el crecimiento de las exportaciones de estos países en 1977, aunque notablemente inferior a la del año anterior, fue de casi el 10% en volumen, y el 22% en valor. Esta evolución -dice el informe- debe compararse con el crecimiento en volumen inferior al 5%, y en valor, del 16%, que registró el conjunto de los países en desarrollo importadores de petróleo.

En cuanto a los países del Este, se sostiene que después de cuatro años, durante los cuales las importaciones progresaron con bastante mayor rapidez que las exportaciones, en 1977, por segundo año consecutivo, dicho grupo de países, en su conjunto, lograron una reducción sustancial de su excedente global de importación.

Sobre las importaciones de China procedentes de Japón, el GATT constata un incremento de un 17% , lo que da un total de 2.000 millones de dólares, mientras que las provenientes de Europa occidental decrecieron, por segundo año consecutivo, en un 16% y quedaron reducidas a 1.200 millones de dólares. Las importaciones de China procedentes de América del Norte y Australia, que habían registrado un fuerte descenso en 1976, progresaron nuevamente en 1977, debido, sobre todo, a las grandes compras de cereales.

En el capítulo sobre los países industrializados se indica que la reactivación de la demanda, iniciada en el segundo semestre de 1975 y que prosiguió en 1976, se debilitó notablemente en 1977, especialmente en el segundo semestre. Los economistas del GATT sostienen que «aunque las políticas adoptadas en varios países para hacer frente a la infiación o a los déficit de la balanza de pagos contribuyeron, hasta cierto punto, a la atonía de la demanda, las reticencias de las empresas a invertir en la forma de capital fijo fue un factor de primera importancia en la relativa flojedad de la economía en 1977». La inversión de las empresas en capital fijo, aunque aumentó en cifras reales alrededor de un 4,5%, siguió por debajo de su nivel de 1973, incluso en Estados Unidos, donde la recuperación fue mucho más vigorosa que en Europa occidental.

Finalmente, cabe recordar que en la primera parte de este informe del GATT, publicado el 31 de agosto del presente año, se concluía que los países industriales sólo podrían progresar hacia un mayor crecimiento y empleo, así como hacia una situación sostenible de las balanzas de pago y unos tipos de cambio más estables, si reducían sus tasas de inflación a los niveles registrados hacia mediados del decenio de 1960. También se decía en dichos capítulos que «los riesgos de hacer de la estabilización de precios el objetivo absolutamente prioritario de la política económica eran pequeños, comparados con los que acarreaba la persistencia de la inflación, la propagación de las políticas proteccionistas y el deterioro cada vez mayor que ella supone para las relaciones económicas internacionales».