Dieciocho años por decreto-ley
Soy de las personas calificadas como independientes, no tanto por no pertenecer a partido alguno o no verme influenciado por la ideologia de uno u otro signo, como por aceptar todas ellas.Se dice que el tema del voto a los dieciocho años es un tema jurídico y que acarrea ciertos problemas técnicos, pero no creo que sea esa su naturaleza, sino política.
Basta un decreto-ley, como ha indicado la Junta Electoral Central, para modificar la mayoría de edad del Código Civil a los dieciocho años, y no por ello violar la ley de Reforma Política, que también es ley fundamental y equiparable en su rango a la ley de Referéndum, aunque ésta se refiera a mayores de veintiún años, con lo que los problemas jurídicos quedan resueltos.
Lo verdaderamente denunciable es, a estas alturas democráticas, acudir al decreto-ley, cuando tenemos unas Cortes representativas del pueblo. ¿No será más bien la necesidad de acudir a más votos para camuflar el posible abstencionismo y votos negativos lo que lleva al Gobierno al decreto-ley?
Si, por otra parte, es cierto que la nueva realidad social demanda el voto a los dieciocho años, no es menos cierto que la realidad social anterior a las elecciones generales de 1977 no era muy distinta de la de ahora, pero en aquella ocasión los intereses eran otros, y a los mayores de dieciocho años no se les permitió, por temor a su progresismo, votar; hoy se precisa de ese número de votos y se les permite. Luego el tema no es jurídico, sino claramente político.
Cuando RTVE nos bombardea con este problema «jurídico», no olvidemos el poder de los medios de comunicación; son una forma moderna de buscar la legitimación por el pueblo de las normas que van a venir después...
El problema será. si en el futuro nuevas realidades sociales o similares problemas «jurídicos» no llevarán a seguir acudiendo al decreto-ley.
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