La IATA se divide para asimilar la libertad de tarifas impuestas por EEUU

Durante su intervención inaugural de la 34 Asamblea Mundial de la Asociación del Transporte Aéreo Internacional (IATA), su presidente, Manuel de Prado, que lo es también de Iberia, señaló que «nadie puede garantizar a priori la eficacia del nuevo sistema de tarifas, multilateral y bilateral, porque cuando se adopta un nuevo sistema sin experiencia anterior es difícil prever los resultados».

«Seamos realistas -dijo el señor De Prado, interrogándose sobre si el nuevo sistema permitirá desarrollar eficazmente, y conforme a los criterios de rentabilidad, la aviación internacional-, y si después de algún tiempo debemos volver a nuestro punto de partida y establecer una tribuna internacional para que sirva de base a la reglamentación de ciertos aspectos de nuestra actividad comercial, hagámoslo.» Sus palabras fueron calificadas por una gran mayoría de delegados, que representan a más de ochenta compañías aéreas del mundo, como «equilibradas, justas y realistas».

Asamblea histórica

La actual asamblea de la IATA adquiere caracteres históricos para la Asociación, después de la resolución de su comité ejecutivo, en septiembre último, que propuso la creación de dos categorías de países miembros. Una, que da derechos a las compañías a pronunciarse sobre todos los aspectos de la vida de la asociación (jurídicos, técnicos, contables y otros). Una segunda categoría, en la cual los países que pertenezcan a ella sólo podrán tomar posiciones en materia de fijación de tarifas. Este sistema abandona la regla que ha regido hasta ahora de «acuerdos unánimes» en esta materia. Esta decisión fue aprobada ayer por 51 asociados. En esta asamblea se ha producido la salida de la IATA de la compañía americana Delta.El Gobierno de Estados Unidos suprimió hace poco la reglamentación sobre tarifas para las compañías aéreas norteamericanas.

Cabe señalar que los países que no se adhieran a la primera categoría deberán, con los Gobiernos de los Estados donde opera su flota, adoptar acuerdos bilaterales, lo que, al parecer, complicará más esta modalidad que, es casi seguro, se pondrá en práctica dentro de algunos meses.

Ginebra, segunda sede

También durante su discurso, el presidente de la IATA defendió tácitamente a Ginebra como sede de una de las dos oficinas de la Asociación (la otra está en Montreal, Canadá), al señalar que Ginebra constituye una «posición geográfica central», próxima a numerosas organizaciones internacionales, próxima también a las oficinas principales de la mayor parte de las compañías aéreas miembros, y refiriéndose, finalmente, a la «neutralidad de Suiza». Estas afirmaciones. aunque no se dijo explícitamente, están destinadas a contrarrestar cualquier proposición, que es posible que surja durante el desarrollo de la asamblea, abogando por el traslado de la oficina de la IATA de Ginebra a Estados Unidos por razones económicas, en vista de la revaluación del franco suizo, lo que aumenta los costos administrativos de la IATA, que están solventados en dólares.Por otra parte, consultado por EL PAIS Manuel de Prado sobre los aumentos de las tarifas aéreas en caso de un incremento del precio del petróleo, señaló que el combustible constituye un 25% de los costos de la aeronavegación comercial y que, con ese dato, y en ese caso, de seguro, habrá que sacar «nuevas cuentas».

En esta asamblea corresponde cesar en el cargo de presidente al español Manuel de Prado, que fue reelegido -primera vez que ocurre en la historia de IATA- el pasado año en la asamblea de Madrid. El señor De Prado abandonará Iberia en breve plazo, según todos los pronósticos, para ocupar el cargo de director general del Centro de Cooperación Iberoamericana, con rango de embajador extraordinario para ese área.