José Ortega, contra la declaración de la UNESCO sobre medios de comunicación social
«No es posible hacer compatible la libertad de expresión en los países libres con la libertad de expresión en naciones gobernadas por dictaduras de cualquier signo. Y, en síntesis, esto es lo que pretende la UNESCO.» Con estas palabras, el presidente del consejo de administración de PRISA, empresa editora de EL PAÍS, José Ortega Spottorno, invitó ayer en Londres a representantes de destacados medios informativos de Europa occidental a rechazar formalmente el borrador de declaración sobre los medios de comunicación que se debate en la vigésima conferencia general de aquel organismo internacional que ha comenzado en París.El borrador aludido, promovido por los países del Tercer Mundo y apoyados por la Unión Soviética y otros Gobiernos socialistas, responde a las aspiraciones de las naciones subdesarrolladas de evitar el control de la información por parte de las grandes agencias occidentales y su consiguiente desequilibrio actual en volumen e intencionalidad política y sugiere el control gubernamental sobre el flujo informativo en ambos sentidos: Ias noticias que salen de un país y las que llegan a él.
Los representantes de periódicos agencias y emisoras de radio y televisión de dieciséis países que han asistido a la reunión de Londres -convocada por el Instituto Internacional de Prensa para analizar las repercusiones del proyecto de la UNESCO- han convenido en la necesidad de modificar el texto del borrador, que, en su versión actual, consideran atentatorio contra la libertad informativa. Aun cuando las declaraciones del organismo cultural de las Naciones Unidas no tienen valor ejecutivo, solicitarán también el apoyo de sus respectivas comisiones nacionales para evitar que prospere en la Conferencia de París.
El señor Ortega Spottorno dijo que la pretensión de una información «equilibrada» y «respetuosa para la dignidad de todas las naciones» que reclama el borrador sólo puede servir para justificar a los censores de los países privados de libertad, que se considerarán moralmente respaldados para perseguir a los periodistas nativos que critiquen el sistema y deportar a los extranjeros. «Después de cuarenta años privados de libertad informativa. los españoles quizá seamos especialmente sensibles a los peligros que encierra este proyecto», añadió el señor Ortega, quien concluyó su intervención pidiendo al Instituto Internacional de Prensa que lo rechazara en su totalidad e invitara a los medios informativos de los países democráticos a combatirlo a escala internacional.
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