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Robert Fischer proyecta volver a los tableros

Robert Fischer, el norteamericano que fue campeón mundial de ajedrez en el breve período de 1972 a 1975 y que entregó el título sin defenderlo, ha reaparecido en escenario, después de un largo confinamiento voluntario con una secta protestante de Pasadena,Una noticia de agencia informa que Fischer llegó a Belgrado para entrevistarse con el gran maestro yugoslavo Svetozar Gligoric, candidato a presidente de la Federación Internacional de Ajedrez para suceder a Max Euwe. Agrega la información que Fischer retornará al tablero en un importante torneo que se jugará en Yugoslavia.

Esta reaparición, de carácter sensacional en el mundo del tablero, puede anunciar, en el caso de ser confirmada, el comienzo de una nueva etapa en la vida del contradictorio y genial ajedrecista.

Fischer conquistó el título mundial en 1972, derrotando sin apelación al entonces soviético Boris Spasky por 7-3 y once empates. Pero demostró además este hombre, que hoy tiene 35 años, que era de una clase superior a la de todos los grandes maestros. En la selección final, hasta lograr el derecho para desafiar al campeón, aplastó por 6-0 al danés Bent Larsen y también por 6-0 al soviético Mark Taimanov. En la final, contra el ex campeón mundial Tigran Petrosian, lo dejó fuera del camino por cinco victorias a una y tres tablas.

Cuando obtuvo el mundial, Fischer tenía veintinueve años y había vencido sin discusión alguna a todos sus rivales, marcando claramente una indiscutible superioridad. Trajo, además, savia nueva para el ajedrez Con sorprendentes hallazgos en la teoría de las aperturas, así como en la concepción estratégica del medio juego. Todos se preguntaron: ¿Quién podrá destronar a Fischer? Poco tiempo después se tuvo la respuesta: Fischer había destronado a Fischer. Una vez logrado el título mundial este singular campeón abandonó las lides de los torneos, abandonó el ajedrez magistral y se refugió en la apacible ciudad de Pasadena como miembro de una de las centenares de sectas protestantes que existen en Estados Unidos.

Cuando llegó el acto de 1975 y tuvo que defender su título contra el soviético Karpov trató de imponer a la Federación Internacional un reglamento propio. Se trataba de jugar sin límite de partidas, sin computarse las tablas y a diez victorias. Esto fue rechazado por los soviéticos y por la FIDE. Curiosamente, el match entre Karpov y Korchnoi que acaba de terminar se disputó en las mismas condiciones no aceptadas hace tres años, pero con la diferencia que se llegaba a la victoria con seis partidas ganadas.

El solitario de Pasadena siempre acusó a Max Euwe de ser el principal responsable de su alejamiento porque no supo defender -dijo Fischer en su momento- el derecho del campeón. Atacó además a los dirigentes soviéticos acusándoles de tratar de monopolizar el título mundial. El retorno de hoy puede explicarse por el alejamiento de Euwe y la muy probable designación del yugoslavo Gligoric como presidente de la FIDE.

Fischer, cuyas reacciones son imprevisibles y que demostró en ciertas etapas de su vida ser víctima de algunos desequilibrios nerviosos, debe pensar que con el cambio de autoridades en el ajedrez mundial ha llegado para él la hora del retorno. Cosa esta que desean todos los aficionados del mundo, sin excepción, para que la lúcida mente y la fecunda imaginación de este hombre continúen enriqueciendo la historia del milenario juego.

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