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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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La sociedad de libertades

Ministro de Industria y Energía

La base de toda acción política debe ser, fundamentalmente, la construcción y desarrollo permanente de un proyecto de sociedad. Lo que distingue a las diferentes ideologías no es sólo la diversidad de Planteamientos ante las situaciones de la vida cotidiana, sino aquello que constituye el punto central de su propia identidad: el modelo de convivencia que cada uno propone a la comunidad nacional cuyos destinos pretende regentar. Un modelo capaz de inspirar soluciones concretas a los problemas de cada día en un marco de coherencia y con una visión global de los acontecimientos políticos, económicos y sociales.

La política no puede ser hoy la proposición de derrocamiento de un orden establecido o del turno de partido. Le corresponde mucho más: la proposición de un modelo de convivencia capaz de lograr el compromiso de las nuevas generaciones con su destino y con su tiempo. Y capaz de identificar al pueblo con la tarea de sus gobernantes y de encontrar los nuevos equilibrio económicos y sociales que demandan los anhelos populares de orden, progreso y bienestar.

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Es en ese análisis de actualidad y permanencia, de presente y de futuro, de ilusión y de capacidad creadora en el que UCD ha asumido un modelo de convivencia que permita como proposición nacional la configuración de una verdadera sociedad de libertades, de una sociedad cada día más libre, más próspera, más justa y más solidaria. Una sociedad sustentada sobre tres ejes fundamentales e íntimamente unidos entre sí: libertad justicia y bienestar.

Una libertad responsable y solidaria que no sólo no quiebra, sino que es punto central de cualquier planteamiento de justicia. Porque justicia y libertad son dos conceptos tan entrelazados que no puede existir el uno sin el otro.

Pero frente a quienes hacen de la libertad tan sólo un concepto abstracto, nosotros defendemos que la libertad es la suma de todo un conjunto de libertades concretas y operativas, tan unidas entre sí que cuando se afecta a una de ellas acaban padeciendo todas las demás. Proclamamos el propósito de edificar una sociedad de libertades, ya que queremos que el Poder pertenezca a la Sociedad, y no a la inversa. Nosotros no pretendemos ser la «libertad», ni encaramarla de una manera axiomática y faraónica, sino que aspiramos a que los agentes sociales y los ciudadanos sean libres ejercitando las diversas libertades concretas, porque la libertad está imbricada y no puede desmenuzarse o amputarse. Todas las libertades,son igualmente importantes: la libertad religiosa, la de creación, la de información, la de residencia, la de empresa...

No se puede pregonar la libertad cultural si, de otro lado, se pretende negar la libre iniciativa económica. Un sistema de libre iniciativa que no sólo no impide, sino que exige, la existencia de mecanismos correctores que garanticen la adecuada igualdad de oportunidades y permitan la eficacia en la asignación de recursos en un marco de equilibrio y desarrollo. Un marco en el que debe actuar un sector público suficientemente potente como para dinamizar la economía y prestar los servicios y atenciones exigidos por una sociedad moderna del mundo occidental. Pero un marco en el que hay que avanzar en la desburocratización y reducción de los altos niveles de intervencionismo pasados, que constituyen un obstáculo serio para el buen funcionamiento del sistema.

En un cuadro así de libertades no hace falta, para inspirar y ejecutar una política socialmente avanzada, acudir a planteamientos revolucionarios, ni a pretendidos prestigios históricos. Nos basta un acusado instinto de justicia y la convicción de que el crecimiento económico y el bienestar general sólo son viables si la renta nacional se distribuye más equitativamente. Es decir, sin justicia social no habrá progreso economico nacional. Sin un Estado eficiente no podremos recepcionar plenamente el marco científico y técnico imprescindible para el crecimiento. El secreto de las grandes naciones es el indudable acrecentamiento de su avance. Y no habrá progreso si no combinamos la justicia con la abundancia.

La diferencia con otros grupos políticos es que esos objetivos nosotros queremos alcanzarlos en una sociedad de libertades y a través de un esfuerzo colectivo. A través de un proceso que vertebre España para el diálogo y la negociación entre todas las fuerzas sociales. Porque las gentes de UCD creemos en la capacidad de entendimiento entre los hombres; porque creemos, asimismo, en la solidaridad.

La realización de esta sociedad en orden, cada vez más libre, más próspera, más justa y más solidaria es una tarea permanente para la que no basta con la simple manifestación ocasional de la voluntad en unas elecciones, sino que tenemos que llevarla a término entre todos; al menos, entre todos aquellos que la hemos elegido. Porque una sociedad de libertades exige que la comunidad y el hombre participen, construyan y controlen siempre su destino. Su destino para el orden y el progreso en justicia y libertad como valores que inspiren permanentemente la actividad del Estado y de la Administración.

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