El País Vasco, los fueros y EL PAIS
A raíz de «Aldedi Eguna» en Olárizu (Vitoria) y de las declaraciones de Xabier Arzallus se ha desatado un virulento ataque contra amplios sectores del pueblo vasco. En realidad, sorprende poco. Es táctica vieja y aquí estamos curtidos. El PSOE y-UCD han ido a la vanguardia del ataque, por mor del consenso y del tejemaneje a dúo, para someter, como desde hace tiempo sucede por las huestes centralistas, al País Vasco. El resto, en esencia, sobra. Son rollos más o menos brillantes y con más o menos mala intención destinados al resto del Estado para que sepan que somos unos bárbaros, unos racistas, unos chupones y no sé qué más. Pero aquí no se nos engaña tan fácil, a socialistas y a no socialistas.Me duele que el PSOE encabece esta campaña. Acudí en plan de curioso al «Alderdi Eguna» con tres amigos, uno de los cuales votó en las elecciones al PSOE. No militamos en ningún partido. Dadas nuestras frecuentes tertulias, hace dos días vino a mi encuentro el votante del PSOE con el número 357 de Cambio 16 y me dijo de entrada: «Lo siento, como socialista que soy, pero el PSOE ha perdido un voto. No hay derecho a esto. Interpretan a Arzallus a su modo y aprovechan cuatro frases sueltas para poner al resto de las nacionalidades del Estado descaradamente en contra de Euskadi. Somos la oveja negra. Quieren volvernos al buen redil (¡oh siempre tan caritativos estos imperialistas centralistas!). Por arte y gracia del internacionalismo proletario créese en la necesidad de hacer de portavoz de "todos" los trabajadores de la nación y bajo la inspiración del socialdemócrata Willy Brandt (un socialismo descafeinado). Si creen que antes es ser socialista que vasco, se equivocan. Yo puedo prescindir de ser socialista, a pesar de ser trabajador, pero no puedo prescindir de ser vasco. Mas, como socialista vasco, empiezo a desconfiar del PSOE, dependiente totalmente de las consignas de Madrid. La próxima vez votaré al socialismo "abertzale", el único capaz de representar mis aspiraciones como vasco y como socialista. El internacionalismo proletario está bien, pero sin que unos pueblos sometan y controlen a otros a su antojo.»
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