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Se extiende la huelga de trabajadores españoles en las plataformas petrolíferas

En el mar del Norte, el drama laboral del que son protagonistas, en su mayor parte, trabajadores emigrados españoles se ha extendido, alcanzado mayor gravedad. Esta desigual lucha que un puñado de españoles de la plataforma petrolífera Statfjord comenzaron, enfrentándose a las multinacionales y al Estado noruego, acaba de ampliarse a las otras dos grandes plataformas en construcción en las aguas árticas, la Ekofisk y la Eldfisk.El lunes día 2, a las catorce horas, la tripulación extranjera de estas últimas dejó el trabajo -aunque ciertamente no el lugar del mismo, donde viven aislados en mitad del océano-. En el momento de telefonear esta crónica están todavía en huelga los 660 trabajadores, todos extranjeros, y la mayoría españoles, en que Noruega se ha basado para la construcción de su imperio petrolífero en el mar.

Ayer, un representante de la embajada de España en Oslo viajó a la plataforma Ekofisk para entrevistarse con los huelguistas y ayudar a una solución. La prensa noruega presenta esta gestión española como una mediación en el conflicto, lo cual necesariamente tiene que ser una tergiversación, puesto que la función de un representante consular no es, ni puede ser, mediar en un conflicto entre intereses extranjeros y españoles, sino representar y defender a estos incondicionalmente.

Aquí ya se ha comenzado a levantar alguna voz de alarma. De prolongarse el conflicto, las cotas de producción de petróleo que se han señalado los noruegos podrían no alcanzarse. El temido incendio de los campos petrolíferos marinos, para el que tan minuciosamente se habían preparado, no ha llegado a producirse, pero un incendio social los ha cogido por sorpresa, prendiendo en el material humano español, que juzgaban dócil y sumiso.

El paso de uno a otro tipo de siniestro no es tampoco impensable. Según señala a EL PAÍS Jesús Gorostiza, presidente de la OEO (organización de los obreros extranjeros del sector noruego del mar del Norte), los frentes de la huelga son dos: de una parte, la empresa multinacional, de la que es posible obtener algunas de las reivindicaciones planteadas por los trabajadores, y de otra, la indefensión en que se encuentran los trabajadores extranjeros ante el Estado noruego, el cual ha encontrado una mano de obra barata y dócil.

En efecto, el Estado noruego no sólo se ha beneficiado de una mano de obra altamente cualificada, sino que como residentes en Noruega, aunque no bajen de las plataformas para pisar tierra más que en contadas ocasiones, han satisfecho en conjunto unos veinte millones de dólares en impuestos. Asimismo, en cuotas sindicales les han sido descontados 45.000 dólares.

En el orden estrictamente laboral, entre otras desventajas, los trabajadores españoles deben aceptar unos contratos laborales firmados en Rotterdam, sujetos en caso de disputa a la jurisdicción de los tribunales de Panamá.

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