Persisten las dudas sobre la posibilidad y contenido de un nuevo pacto económico

La «jornada de reflexión» no ha servido prácticamente para nada. Esta es la conclusión de la mayor parte de los participantes en la misma, tanto del lado sindical como del patronal. Después de las exposiciones del Gobierno sobre los resultados positivos del programa económico contenido en el pacto de la Moncloa, y aplicado por el partido en el poder, la respuesta de los asistentes ha sido desigual

.Mientras Camacho insistía en la magnitud de la crisis económica nacional y mundial y en la necesidad de un acuerdo de las fuerzas sociales y políticas ante esta situación de emergencia, la posición de UGT fue mucho más retraída y recelosa. Nicolás Redondo prefirió hablar lo menos posible y remitir al Parlamento el balance de los resultados del pacto. Por parte empresarial, al final de la reunión se detectan dos posturas divergentes. Mientras la CEPYME valora muy positivamente la sesión, la CEOE se mantiene mucho más cauta y se queja sobre todo de la capitalización electoral que el Gobierno hace de la sesión.

Todos los asistentes se han quejado del triunfalismo con que se presentaron los resultados de la política económica y alguno incluso indicó que lo que se había dicho en la reunión era harto conocido. En el capítulo de los compromisos cabe señalar las manifestaciones del señor Abril, según las cuales en el mes de octubre el Gobierno dará luz verde al estatuto de la empresa pública, a la entrada de sindicatos y patronales en los órganos de vigilancia y gestión de la Seguridad Social, y a las disposiciones en materia de política de vivienda. Estos tres aspectos constituyen los incumplimientos más flagrantes de los pactos de la Moncloa, en opinión de algunos de los asistentes a la reunión del jueves. Concretamente, el tema de la Seguridad Social fue uno de los que ocuparon más la atención de los participantes de la reunión y que concentró mayores críticas por parte de patronales y sindicatos.

Entrevista Ferrer-Felipe González

Carlos Ferrer, presidente de la CEOE, se reunió ayer durante tres horas con Felipe González, líder del PSOE, en el reservado de un restaurante madrileño. En la reunión estuvieron solos los dos e intercambiaron sus criterios sobre la posibilidad de un nuevo pacto y sobre el marco futuro de las relaciones laborales. El señor Ferrer tiene previstas entrevistas similares la próxima semana con Santiago Carrillo y con Manuel Fraga. Estos contactos, señala un portavoz de la patronal, ponen de relieve la independencia política de la organización.

Este fin de semana el equipo de expertos del Gobierno que junto a Abril Martorell participaron en la sesión del jueves a la hora de analizar la situación económica, se reunirán en Castellana, 3, para concretar las distintas opciones de programa económico que el Gobierno puede ofrecer en los próximos días a los distintos interlocutores políticos y sociales con los que se puede negociar el próximo acuerdo económico.

En las reuniones del fin de semana los expertos pretenden formular los pronósticos sobre lo que puede ocurrir en la economía en distintos supuestos, según exista o no un acuerdo entre las fuerzas sociales y políticas.

En estos momentos la dificultade se centra en cuáles deben ser los interlocutores de la posible negociación. La divergencia de posturas entre CCOO-PCE y UGT-PSOE constituyen el punto de ruptura de cualquier negociación y el Gobierno estudia la forma en que puede plantearse una plataforma de entendimiento.

En el seno del Gobierno crece la tendencia favorable a tratar de plantear la negociación en dos fases: una, con las fuerzas sociales, y otra, con las políticas, a nivel parlamentario. De cualquier forma, la resolución del dilema es urgente, ya que el día 15 de octubre el presupuesto debe entrar en las Cortes y en él se incluyen aspectos básicos como son las retribuciones de funcionarios y los márgenes de inversión pública. Además, en ese mes comienza el proceso de negociación de convenios colectivos que deben entrar en vigor a principios de año y que a la hora de negociarse necesitan un marco de referencia sobre la política económica del próximo año.