Un "comité de notables" para la ampliación de la Comunidad Europea
La candidatura de España al ingreso en las Comunidades Europeas está, una vez más, en situación de jaque ante el acoso continuo de Francia al principio político de la ampliación M territorio comunitario de acuerdo con lo establecido en el Tratado de Roma.
La propuesta del presidente Giscard d'Estaing de crear un comité de tres notables ("sages") que estudien los problemas institucionales que producirá la entrada en la CEE de España, Grecia y Portugal, es más que preocupante para la troika candidata -y el Ministerio español de Relaciones con las Comunidades Europeas debería tomar buena nota de ello porque no parece tener otro objetivo que el de retardar los procesos de integración hoy en marcha.Francia tiene buena experiencia en este tipo de maniobras políticas y Gran Bretaña podría dar cumplidas explicaciones de ello, recordando sus doce años de espera a las puertas de las Comunidades por arte y gracia del general De Gaulle. La propuesta de Giscard d'Estaing, aún a falta de detalles concretos sobre su última intencionalidad, tiene visos de buscar dos objetivos: retrasar la integración española y buscar un compromiso para que dicho pro ceso no sea puro y lineal. Sino desviado y encaminado a conseguir un compromiso entre candidatos y los nueve que no su ponga la integración total, con plenos derechos y obligaciones, sino algo distinto, escalonado y con todas las salvaguardias posibles.
Hablar, a estas alturas, de un comité de notables resulta difícilmente comprensible y justifica las reacciones negativas surgidas en Copenhague, Bonn, Atenas, Madrid (sólo en algunos medios del Gobierno) y sobre todo en Bruselas, donde la Comisión Europea acogió con sorpresa e indignación la iniciativa que el presidente francés presentó al canciller federal en Aquisgrán.
Ya existen, y así lo especifica el Tratado de Roma, todos los notables y los medios necesarios para estudiar y preparar la adhesión de España, Grecia y Portugal a la CEE. Los notables y los expertos adecuados están en la Comisión Europea y ya iniciaron, desde hace meses, sus trabajos de análisis y preparación del proceso integrador. Por ello, la propuesta francesa resulta difícilmente admisible y aparece como un eslabón más de una táctica quizá iniciada en Madrid, donde el presidente Giscard d'Estaing también propuso la creación de otro comité de expertos Madrid-París, para dirimir el contencioso agrícola hispano-galo sobre el tema de la ampliación, pero, en definitiva, doblando los estudios y trabajos que la Comisión de Bruselas ya efectúa, también, en este sector.
Por otra parte, y ello es aún más preocupante, la iniciativa de Giscard d'Estaing habla de cuestiones institucionales. París no es la primera vez que toca el problema de la repercusión de la ampliación de la CEE en las instituciones comunitarias y en el proceso de integración europea, cuestión que siempre preocupó más al Benelux y a las pequeñas naciones de la CEE.
¿Quiere decir ello que Francia aboga por la reforma o retoque de los tratados de Roma y de Adhesión? Entonces estarnos perdidos. El amplio procedimiento jurídico qué ello implica supondría un serio retraso al ingreso de España en la CEE que, ante, la opinión pública, podría ser paliado con una simple invitación a la casi inoperante cooperación política de los nueve.
De todas maneras, progrese o no, la iniciativa de Giscard d'Estaing (que ahora la Comisión estudia en las Ardenas) desvela la escasa voluntad política de Francia por la ampliación y ello por sobrados motivos de política interior que el presidente de la República vecina intenta paliar con estudios, notables y retrasos.
España ha de exigir claridad
Por parte española hay que exigir claridad inmediata. Aquí no caben optimismos y el problema pesquero es buena muestra de cómo las gastan en Bruselas. La candidatura de España al ingreso en la CEE constituye el eje central de nuestra incipiente política exterior y no puede permanecer en cuarentena, como bien quisieran los europeos, que se han encontrado, de repente, con un nuevo competidor en la escena internacional. Los viajes de los Reyes de España a Pekín y a la América Latina, la presencia del presidente Suárez en Cuba y Marruecos, la reciente progresión en el FMI, el proyectado acercamiento de España al Pacto Andino en busca de una Comunidad Iberoamericana de Naciones y las buenas perspectivas de las relaciones con Estados Unidos, Unión Soviética, Japón y con la EFTA son acciones de envergadura política que giran próximas al eje Madrid-Bruselas y que, en un contexto global, no pueden quedar en el aire pendientes de los devaneos políticos y comerciales de Francia y de sus aliados comunitarios.
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