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Comisiones Obreras de Cataluña, reticente ante un posible nuevo pacto

No aceptar ningún acuerdo o pacto, tanto con las organizaciones patronales como con el Gobierno y los partidos, que no sea objeto de una discusión previa y masiva a nivel sindical, fue una de las principales conclusiones de la asamblea de dirigentes sindicales del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) que, convocado por el comité ejecutivo del partido de los comunistas catalanes, concluyó a primeras horas de la madrugada de ayer.

Durante cerca de seis horas, 110 dirigentes sindicales comunistas, procedentes de toda Cataluña y pertenecientes a todos los sectores productivos, estuvieron reunidos en la sede del Comité Central del PSUC. Presidió la reunión el secretario general de dicho partido, acompañado de los miembros del comité ejecutivo responsables de temas relacionados con el movimiento obrero. La oficina de prensa del PSUC no informó de este importante encuentro, cuyo desarrollo fue detalladamente expuesto a EL PAIS por varios asistentes. La reunión debe relacionarse con las muchas que se están celebrando para preparar el encuentro estatal de Comisiones Obreras, que se celebrará en Madrid el próximo fin de semana.Los convocados a la reunión del PSUC constituyen la plana mayor de las Comisiones Obreras de Cataluña y son, asimismo, los más caracterizados representantes de la tendencia «leninista» del PSUC. Por ello, en la reunión fueron constantes las críticas, efectuadas desde la izquierda, a los pactos de la Moncloa. Estas críticas se centraron en dos puntos: la ausencia de un debate en la base del partido sobre la situación económica y necesidad de efectuar una autocrítica ante la ausencia de movilizaciones obreras tendentes a conseguir la aplicación de puntos concretos de los pactos de la Moncloa.

Con relación a los posibles pactos en ciernes, los asistentes se inclinaron a favor de que fuese «a cuatro bandas» (centrales sindicales, organizaciones patronales, partidos políticos y Gobierno), sin que, no obstante, ello sea imprescindible. El principal temor de los reunidos residía en la posibilidad de que los futuros pactos se lleven a cabo de forma parecida a los de la Moncloa, es decir, sin ser precedidos de una discusión y dentro de la actual política de consenso parlamentario. «No deben ser -afirmó una fuente- unos pactos consensuales y deben incluir un reconocimiento de la libertad sindical a todos los niveles, un estatuto de la empresa pública que evite el desmantelamiento del INI y una reafirmación de la capacidad jurídica de las centrales.»

Otro punto de preocupación fue el de la aplicación efectiva de los previsibles pactos. «No queremos unos acuerdos -manifestó otra fuente- que no tengan aplicación inmediata a través de los correspondientes decretos. »

Con relación a las posturas de Marcelino Camacho y las Comisiones Obreras del resto del Estado, la diferencia más evidente que establecían los sindicalistas del PSUC consistía en poner constantemente de relieve la necesidad de movilizaciones y de debates amplios, fruto de todo lo cual sería la decisión de pactar o no. No se admitía que fuesen ahora válidos los argumentos de excepcionalidad utilizados el pasado año.

La reunión, cuya existencia no está prevista en los estatutos del PSUC, carecía dé precedentes, pero tendrá continuidad, llevándose a cabo otra idéntica dentro de un mes. Esta primera constituyó una auténtica demostración de la fuerza de los «leninistas» del PSUC, que integran una tendencia absolutamente dominante dentro del movimiento obrero comunista catalán y, por extensión, en las Comisiones Obreras.

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