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Los mozos impiden que se celebre la corrida de Ciempozuelos

No hubo corrida de feria en Ciempozuelos, aunque sí carreras y golpes. Los mozos del lugar se opusieron a que se diera el festejo, porque no hubo por la mañana encierro en regla. Intervino la Guardia Civil, y se produjeron los incidentes. Según nos contaban miembros de las cuadrillas que tenían, que actuar en la corrida, mientras todos esperábamos en la plaza a que la autoridad y los mozos llegaran a un acuerdo, un número de la Guardia Civil fue agredido y resultó con una brecha en la cabeza.

Son fiestas patronales en Ciempozuelos, con cuyo motivo la empresa Hermanos Valencia, que tiene en arriendo la plaza, había organizado feria, con dos novilladas y una corrida de toros. La corrida, en la que estaban anunciados Ruiz Miguel, Manili y Niño de Aranjuez, con toros de Domingo Ortega, estaba programada para ayer, a las cinco y media.Por la mañana los mozos quisieron que se celebrara encierro, al uso de los sanfermines, pero simplemente les soltaron dos vaquillas, con lo que no estuvieron conformes. A una de ellas la mataron, y luego la llevaron al Ayuntamiento, hasta el mismísimo despacho del alcalde. Tuvo entonces que intervenir la fuerza pública paya desalojar el edificio y establecer el orden.

El ambiente se fue enrareciendo por momentos, y a primeras horas de la tarde los mozos hicieron saber que pondrían todas las cortapisas a su alcance para que la corrida no llegara a celebrarse, como protesta por la caricatura de encierro que les habían ofrecido. El ambiente se hizo muy tenso y de nuevo intervino la fuerza pública, produciéndose numerosas carreras y algunos golpes.

Varios jeeps y otros automóvil les de la Guardia Civil, con refuerzos, llegaron a Ciempazuelos, y se establecieron en los alrededores de la plaza. Numerosos hombres y mujeres se acercaron entonces a los números y les reprochabam la dureza con que habían intervenidos horas antes. Algunos mostraban sus espaldas con huellas de lo que decían eran culatazos, y vimos a dos mujeres con grandes moratones -en la espalda el de una de ellas, en un brazo el de la otra-, que, asimismo, enseñaban a los números de la Guardia Civil. Estos rechazaban de palabra las acusaciones, o no daban respuesta, pero en ningún caso volvieron a intervenir.

Alas cinco y media, el público ocupaba sus localidades, los toreros se encontraban en el portón de cuadrillas y los trastos de torear estaban preparados, pero nadie ocupó la presidencia, aunque. sí un piquete de la Guardia Civil, el palco que tiene asignado. Todos los accesos al coso estab an fuertemente vigilados, los espectadores esperaron una hora y tres cuartos, pacientemente, a que se adoptara una decisión sobre la celebración del festejo. Al parecer, ésta era negociada, mientras tanto, entre los mozos y la autoridad, sin que se llegara a un acuerdo, pues aquéllos insistían en que antes de la corrida debía tener lugar el encierro. El alcalde de Ciempozuelos telefoneó al gobernador civil para solicitar instrucciones, y momentos después, se supo que la corrida quedaba aplazada al próximo sábado. Según nuestras fuente -y sin qué hayamos podido con firmarla veracidad de este dato-, fue durante la discusión entre mozos y autoridad cuando resultó golpeado el número de la Guardia Civil.

Más de una docena de jeeps y otros vehículos de la Policía Armada se trasladaron a una calle, a aquellas horas poco transitada que da acceso al polideportivo de Ciempozuelos, seguramente en previsión de reacciones violentas por parte del público, que no se produjeron. Los espectadores abandonaron la plaza en perfecto orden, aunque los comentarios eran de disgusto por lo sucedido.

Los toreros que iban a actuar en la corrida, en cuanto que ésta había sido aplazada, se trasladaron a un hotel de Valdemoro, donde se alojaban. El apoderado de uno de ellos nos comentaba: «Han tomado la fiesta de los toros como terreno abonado para toda clase de atropellos. Nadie tiene en cuenta los trastornos y los gastos que nos suponen a la empresa y los toreros las suspensiones.»

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