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Reportaje:

Almería: inaugurado el primer camping nudista español

«Al parecer, en España existe todavía un concepto equivocado de lo que es el naturismo, confundiéndolo pura y simplemente con la práctica del nudismo», dice el presidente de la ANA, Branco Bruckner, un ingeniero agrónomo yugoslavo nacionalizado español hace años y funcionario del Ministerio de Agricultura. «Aquí, debido principalmente al ostracismo y la mala propaganda realizada durante los últimos cuarenta años, no son pocos los que piensan que el naturismo es algo inmoral, cosa que no puede estar más lejos de la realidad. Los naturistas son gente mucho más moral e íntegra que la mayoría de los bañistas de nuestras playas. Lo único que nosotros pretendemos es vivir en armonía con la naturaleza, haciendo, por supuesto, vida familiar, pero sin molestar ni ser molestados. La inmoralidad, pues, no hay que venir a buscarla a nuestros campos y playas, sino a las de Benidorm o Torremolinos.»

Armonía y naturaleza

Según la definición adoptada en 1974 durante el congreso mundial de naturistas celebrado en la ciudad francesa de Arde, el naturismo es «una forma de vivir en armonía con la naturaleza», caracterizada por la práctica de la desnudez en común, con la finalidad de favorecer el respeto a uno mismo, a los demás y al medio ambiente». Se trata de un movimiento naturalista y ecologista que defiende, por un lado, la acomodación e integración del hombre con el medio ambiente natural, y por otro, la conservación de dicho medio ambiente, luchando contra los atentados que se cometen en todos los sentidos en detrimento del mismo.El naturismo se declara, asimismo, como movimiento internacional, antropológico, humanista, social, apolítico, deportivo y, sobre todo, familiar, ya que son las familias -frecuentemente varias generaciones juntas- las que constituyen su base. Por último, los defensores y practicantes del naturismo lo definen también como movimiento liberador, pues intenta «superar los ancestrales tabúes del cuerpo humano, desvelándolo tal como lo hizo la naturaleza». Como consecuencia de todo esto, el espíritu de franqueza, amistad y alegría, se patentiza y destaca por encima de todo en los centros naturistas, cosa que cualquiera puede ya comprobar, efectivamente, en el recién abierto camping almeriense, a pesar de los pocos días que como tal lleva funcionando.

División de opiniones en el pueblo

Situado a unos once kilómetros de la localidad de Mojácar, en el noreste de la provincia de Almería, el camping Las Palmeras tiene su entrada por la carretera de Vera a Garrucha, justo unos tres kilómetros antes de llegar a las playas de este modesto pueblo portuario. Cuenta con emplazamiento para cuatrocientas tiendas unos treinta apartamentos familiares, piscina, supermercado y bar-restaurante, todo ello en medio de una enorme arboleda de eucaliptus y palmeras. La posesión del carné de ANA, la FEN o la FNI es, preceptiva para poder acampar y los precios que rigen en Las Palmeras (ochenta pesetas por persona y día) pueden considerarse totalmente normales e incluso por debajo de los habituales en campings españoles de similar categoría. La dirección del mismo corre a cargo de sus actuales propietarios, un matrimonio alemán que lleva un año afincado en España y que acaban de hacerse naturistas a raíz de la legalización de ANA el pasado 23 de marzo.Lógicamente, la transformación del camping en zona privada para uso exclusivo de los practicantes del naturismo ha sido acogida en Garrucha con manifiesta disparidad de opiniones. Desde la abierta simpatía que hacia el naturismo muestran ya, en general, los jóvenes habitantes y residentes de la zona, hasta los naturales recelos y movimientos de oposición observados entre los círculos más tradicionalistas y conservadores del pueblo. Para el maestro albañil que actualmente trabaja en la construcción de una nueva serie de apartamentos en el camping el tema no merece, sin embargo, mayor atención por parte de sus paisanos. «A mí no me parecen bien ni mal», dice. Y añade: «Por mí, que cada cual haga lo que mejor le parezca, para eso hemos pedido la libertad. Yo, desde luego, no traería aquí a mi familia, pero reconozco que esta gente no se mete con nadie y son tan normales cómo usted y como yo. Además, que a nadie le disgusta ver mozas en cueros vivos, ¿verdad? »

El encargado del supermercado, por su parte, sí ha detectado algún sentimiento de oposición entre la gente del pueblo, sobre todo entre las personas mayores y chapadas a la antigua, que nunca están conformes con estas ideas que llegan de por ahí». La opinión generalizada que hemos podido recoger entre los españoles que trabajan en el camping o que tienen algún tipo de relación con el mismo (los repartidores de bebidas, el panadero, etcétera) es la de que «prácticamente no existe ninguna diferencia entre ir desnudos o bañarse con un tanga de esos que no tapan ni los pelos, y que tanto abundan en la misma playa de Garrucha».

«Para mí que esto es más sano», dice finalmente el tendero. «A los tres días de ver a todo el mundo en pelotas, te acostumbras y deja de llamarte la atención. Yo veo ya los cuerpos desnudos como la cosa más natural del mundo. »

Veinte millones de turistas en potencia

Aunque ya antes de la segunda guerra mundial existían movimientos naturistas minoritarios en varios países europeos, el naturismo como movimiento masivo tiene una antigüedad de unos veinte años. Aparte de los países nórdicos, tan imbuidos del espíritu naturista que ni siquiera necesitan formalizar asociaciones para su práctica, los que cuentan con mayor número de miembros federados son Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos, Bélgica, Francia, Suiza, Austria y Canadá.Nada menos que un total superior a los veinte millones de personas de todo el mundo son miembros de la FNI -casi ocho millones y medio tan sólo en Alemania- y suponen en la actualidad un potencial mercado turístico de grandes posibilidades para nuestro país. La importancia de contar con campos y playas para la práctica ordenada y controlada del naturismo puede, efectivamente, explicarse con la simple referencia de los casos de otros lugares del área mediterránea, como la isla de Córcega o Yugoslavia, donde sólo en lo que va de año el 75% y el 25%, respectivamente, de los turistas que allí han entrado pertenecían a la FNI.

De ahí, precisamente, el interés con que la iniciativa de la ANA -entre cuyos: fines no aparece por ningún sitio el lucrativo- ha sido acogida por parte de la Mancomunidad Turística de la Costa de Almería (Almantur) y el apoyo qu esta entidad presta a la asociación que preside el ingeniero Bruckner. No en balde, el auge del naturismo en la provincia puede servir de acicate para levantar la no demasiado boyante industria turística almeriense, convirtiéndo se en una futura e importantísima fuente de ingresos para la deprimida economía provincial. Y no hay que olvidar que Almería tiene 195 kilómetros de litoral, con numerosas, y variadas calas desérticas y deshabitadas, que sin, duda la con vierten en uno de los rincones de Europa más idóneos para la creación de centros naturistas.

Los precios de afiliación a la ANA -que dan igualmente derecho al carné de la FNI- varían desde las mil pesetas de cuota anual para mujeres u hombres solos hasta las 2.000 para las familias con hijos menores de dieciocho años, pasando por las 1.500 para las parejas. Aparte de otras doscientas, cuatrocientas y trescientas pesetas, respectivamente, para la emisión del carné. Los hombres solos necesitan ser presentados por dos familias, o dos parejas de socios para su admisión en la asociación.

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