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Begin defenderá su plan de paz y propondrá como alternativa un acuerdo separado con Egipto

Tres objetivos fundamentales comporta el «plan de campaña» del primer ministro israelí, Menahem Begin, para la cumbre de Camp David.En primer lugar, el jefe del Gobierno israelí tratará de conseguir el acuerdo de Sadat para la «reanudación y continuación de las conversaciones egipcio-israelíes, sin interrupciones, sin ultimátum y sin condiciones previas».

Begin dirá a Carter y Sadat que si el acuerdo sobre un nuevo tratado para el canal de Panamá necesitó catorce años de negociaciones, no se puede esperar razonablemente que el complejo conflicto árabe-israelí se concluya en negociaciones relámpago. «Si la voluntad de paz es sincera -dirá Begin- hay que armarse de paciencia, sin tratar de violentar a una parte o a la otra.»

Como segundo punto, el primer ministro israelí someterá a la cumbre su famoso «plan de paz», ya propuesto a Sadat en Ismailía, en diciembre de 1977. Begin se mostrará dispuesto a discutir cualquier otro plan que le presenten sus interlocutores, pero recordará que pedir la retirada, pura y simple, de Israel de todos los territorios ocupados en 1967 «no es un plan de paz, sino una exigencia unilateral y un ultimátum».

El primer ministro israelí desarrollará los detalles de su plan de autonomía de cinco años para Cisjordania y Gaza y reafirmará que Israel está dispuesto a que el «estatuto-final» de estos territorios sea «reexaminado al cabo de esos cinco años». Recordará también que Israel está dispuesto a reconocer la soberanía egipcia sobre el Sinaí.

En tercer lugar, si la conclusión de una paz con Egipto resulta imposible sobre esta base, el primer ministro israelí propondrá contentarse con «algo menos que la paz» en esta etapa y sugerirá la discusión de un «acuerdo parcial, pero per manente», con Egipto. Dicho de otra forma, convencido por Dayan de que una paz global, o incluso separada, es imposible. Begin acepta volver a la fórmula de los acuerdos provisionales tan grata a los anteriores Gobiernos laboristas.

Lo esencial es concluir la cumbre sin un fracaso, porque un fracaso sería fatal para el prestigio de Carter, peligroso para la posición de Sadat y desastroso para la situación en Oriente Próximo, estima Begin. El primer ministro israelí acude a Camp David en posición de fuerza. En el curso de la última reunión del Consejo de Ministros, consagrada a la reunión de Camp David, la delegación israelí, compuesta por Begin, Dayan y Weizman, recibió plenos poderes.

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Esto dicho, Begin ha hecho saber, al parecer, a Moshe Dayan y a Ezer Weizman que en Camp David él no será el presidente de un minigabinete, ni el primus inter pares, ni el negociador en jefe de un trío de negociadores, sino el único interlocutor frente a Carter y Sadat. En este sentido, Dayan y Weizman no le acompañan en tanto que ministros de Exteriores y Defensa, sino como consejeros.

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