Estados Unidos prohíbe la venta de un aparato contra escuchas telefónicas
Las autoridades norteamericanas han prohibido la comercialización de un pequeño aparato electrónico destinado a proteger las conversaciones privadas por teléfono y radio de escuchas o intercepciones clandestinas, alegando para ello razones de «seguridad nacional».
El nuevo dispositivo, que estaba previsto saliera al mercado a un precio inferior a los cien dólares (menos de 7.500 pesetas) por unidad, se basa en una técnica recién inventada que permite «codificar» las voces humanas mientras están siendo transmitidas por las ondas o el hilo telefónico. Uno de estos aparatos añadido a un teléfono normal o a una radioemisora convierte las palabras en sonidos ininteligibles. El receptor de la comunicación debe poseer otro dispositivo idéntico, que «descifra» los ruidos que recibe y los vuelve a convertir en la voz del interlocutor.Hasta ahora existían ingenios similares, pero de precio muy elevado y que no se podían aplicar con éxito a la radio. Se trataba por tanto del primer intento serio de popularizar estos sistemas destinados a impedir o hacer muy difícil la intercepción de comunicaciones entre ciudadanos particulares.
Cuando los cuatro inventores del dispositivo electrónico solicitaron una patente que les permitiera la comercialización de su descubrimiento tardaron seis meses en recibir una respuesta. Esta consistió en una orden secreta de prohibición del aparato y una advertencia de que podrían ser perseguidos judicialmente si desobedecían el mandato o si discutían públicamente su invento.
Posteriormente se supo que la decisión de prohibir la comercialización del dispositivo antiescucha había surgido de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), una de las más poderosas y menos conocidas organizaciones del espionaje norteamericano.
La NSA se encarga fundamentalmente de interceptar las comunicaciones de embajadas y Gobiernos extranjeros y de descifrar los códigos y cifras que emplean los mismos. Uno de los mayores éxitos conocidos de esta agencia de espionaje fue la intercepción, desde un satélite, de los mensajes que se cruzaban entré el Kremlin y los vehículos oficiales de los dirigentes soviéticos.
Uno de los frustrados inventores, Carl Nicolai, declaró ayer a la agencia Associated Press que la prohibición del dispositivo «parece formar parte de un plan general de la NSA para limitar la privacidad del pueblo norteamericano. Han estado interviniendo teléfonos durante años y ahora, cuando alguien pretende sacar un aparato que hace esto más difícil, se oponen bajo el pretexto de la seguridad nacional».
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