Los hernandezplá vuelven a defraudar
ENVIADO ESPECIAL, Mal anda la ganadería de los herederos de Gabriel Hernández Pla. En la corrida de Beneficencia pegó el petardo, aunque tenemos graves reservas sobre el comportamiento de aquellos toros, que ya expusimos aquí, creemos que sin refrendos escritos, aunque aficionados de mucha solera y determinados profesionales de distintos estamentos de la fiesta coincidían en nuestros, temores: algo les habían hecho a aquellos toros antes de que saltaran a la arena.Esperábamos (y, por supuesto, el ganadero también) que la corrida de ayer en Toledo serviría para rehabilitar la divisa, que es una de las de mayor prestigio con que contamos, pues, en la línea de Santa Coloma, que es su procedencia, dio siempre muestras fehacientes de conservar casta de la mejor ley, y aun a raudales. No fue así, sin embargo: los hernándezpla volvieron a defraudar.
Plaza de Toledo
Toros de Hernández Pla, desiguales de presentación, aunque todos con trapío, excepto el segundo; flojos; el primero manso y difícil, quinto y sexto con casta, aborregados los restantes. Gabriel de la Casa: Bajonazo descarado (silencio). Metisaca muy bajo y bajonazo (vuelta).Frascuelo: Estoconazo (oreja). Pinchazo, estocada corta, rueda de peones y descabello (oreja que casi nadie pidió). Niño de Aranjuez: Estocada caída haciendo bien la suerte, y rueda de peones (dos orejas). Estocada baja y rueda de peones (palmas).
Es importante subrayar que su comportamiento no fue el de la mencionada corrida de Beneficencia, donde salían como si le hubieran estado dando al porro en los corrales. Los de Toledo, por el contrario, tuvieron el comportamiento lógico del toro de lidia cuando es manso, o cuando es flojo, o cuando vegeta con la casta aguada, o cuando es bravo, pues todos estos casos se dieron. Sólo el cuarto,recordó -bastante, por cierto- a sus hermanos drogadictos de camada y, como ellos, se quedaba mirando a la rubia guapa del tendido; se desentendía de los engaños, como si le aburriera embestir.
Este es el término: aburrimiento; toros aburridos fueron, en su mayoría los lidiados en Toledo; sin fuerza en términos generales; o francamente borregos, como ese cuarto ya dicho, o segundo y tercero, que se dejaron pegar pases con un sometimiento total que no concuerda en absoluto con la casta que dio crédito a la ganadería, si bien se acordaban de ella en el último minuto, pues se resistían a morir. El primero, manso y de mal estilo, presentó problemas. Entró dos veces al caballo y éste es un dato reseñable, porque los demás recibieron un solo puyazo o, simplemente, se simuló con ellos la suerte de varas; así de lamentable.
Hubo, no obstante, dos toros interesantes: el quinto y el sexto. Ambos respondieron bien a la prueba del caballo en su único encuentro, en el que, por cierto, recibieron fuerte castigo. El quinto tenía casta, y frascuelo no pudo con él, aunque puso en juego su veteranía y resolvió con frecuentes interrupciones de la faena y largos paseos el ahogo que le producía la embestida vivaz del hernandezplá. El sexto, un cárdeno de enormes, vueltos, astifinos, terroríficos pitones, ovacionado al aparecer por los chiqueros, repetía las embestidas con codicia y asustó al Niño de Aranjuez, quien lejos de corregir el defecto que tenía el toro de embestir con la cara alta, lo acentuó con un trasteo inadecuado, frecuentemente por alto. Seguro que el acentuado instinto de conservación le impedía aplicatuna técnica coherente.
Muy desigual de presentación la corrida, con ejemplares para todos los gustos, aunque uno a uno eran bonitos y pon trapío -a excepción del segundo, de tipo abecerrado su comportamiento, ya queda dicho, supuso una gran desilusión para todos. Acaso de tener más fuerza habrían respondido mejor. Caben ahora todas las especulaciones. Pero algo parece cierto: que los herederos de Hernández Pla, en un punto próximo de la historia de la ganadería equivocaron los criterios de selección.
Con un toro difícil y otro que se negaba a embestir, Gabriel de la Casa estuvo aseado y con oficio. Frascuelo brilló en dos tercios de banderil las y en alardes de rodillas o mirando al tendido, pero no aprovechó sus toros, ni el encastado, ni el borreguito: le faltó clase. Niño de Aranjuez hizo una faena primorosa a su primero, llena de detalles, con series de derechazos impecables, preciosos pases de pecho y variados remates, entre los que cuajó un gran ayudado por bajo y dos molineies con la izquierda. Bajó mucho en el toreo al natural, pero su muleteo estuvo siempre aderezado por el buen gusto. Se trata, indudablemente, de un torero con singular calidad, lo cual tiene en esta época de vulgaridad muy alta cotización.
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