Un pacto
«El pacto de la Moncloa fue inevitable, pero eso no quiere decir que todo fuera bueno, ni mucho menos quiere decir que deba ser eterno. En este prieto calendario político que se avecina en el otoño, con aprobación de la Constitución, referéndum constitucional y campaña para las municipales, también se nos cae encima la necesidad de un segundo pacto económico. La crisis- no ha remitido ni mucho menos, queda al menos un año por delante bien dificil. ¿Solución? La única manera de salir de esta situación es que empresarios y sindicatos sean capaces, por fin, de sentarse y negociar juntos. La organización patronal tiene que perder el miedo y la, nostalgia, y las organizaciones sindicales tendrán que hacer gala de realismo -realismo que han tenido que aprender en su propia carne en este primer año de experiencia libre-. Si pedimos la Luna podemos per der la Tierra, y si los empresarios no saben negociar y pactar habrán perdido el derecho a su primogenitura. Las líneas globales de un acuerdo tienen que salir de esa mesa de negociación, en la que los representantes sindicales y representantes patronales deben pensar más en los hombres que no traba jan que en los que trabajan ya. Hay que fijar unas reglas del juego que recompongan la confianza empre sarial y permitan el relanzamiento de la inversión. Ojalá sea posible.
A cambio de ello, los partidos de izquierda con apoyo sindical van a exigir compensaciones políticas al Gobierno minoritario del presidente Suárez. Y aquí se plantea la gran incógnita en la que nos jugamos nuestro futuro: ¿se repetirá la tenaza Suárez-Carrillo contra el PSOE, o los socialistas tomarán la iniciativa para pactar casi de igual a igual con el Gobierno? En esta encrucijada nosjugamos probablemente la salud de la nueva democracia española y su misma estabilidad.»
3 septiembre
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.