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Un "tulio" de bravura excepcional

Tenemos tulios, los de antes. Quizá no tan espectaculares. pero sí muy próximos a aquel horquillero colorao de los años 50, paradigma de la bravura y la nobleza. Esta es una gran noticia para los aficionados a la fiesta.El público pide toros -el toro- y si las empresas no hubieran comercializado la fiesta como si se tratara del deterjabón, lo buscarían donde lo haya y al cabo de un cierto tiempo volveríamos a tener un panorama ganadero floreciente. Pero las empresas deterjabonosas -o deterjaboneras tendremos que decir para hablar con mejor propiedad- están a lo que quieren sus toreros deterjabonados, aunque no sean buenos o aunque sean rematadamente malos, como algunos que vimos ayer.

Plaza de Ciudad Real

Primera corrida de feria. Toros de Isaías y Herederos de Tulio Vázquez: segundo y tercero muy bravos (a aquél se le premió con una clamorosa vuelta al ruedo), primero y sexto, mansos; todos con casta. Calatraveño: estocada contraria (oreja). Estocada baja (palmas). El Cali: dos pinchazos y estocada caída (división). Estocada baja (silencio). Manili: estocada caída y descabello (escasa petición y silencio). Pinchazo y estocada (almohadillas).

Y así ocurrió que saltaron a la arena dos toros bravos dos tubos de una clase fuera de serie, y esos toreros no se enteraron, o no les importó, lo cual aún sería peor. Y les dieron mala lidia; y pedían el cambio de tercio, mientras el público vibraba con el espectáculo arrobador, hoy casi insólito, del toro encastado y guapo que pelea con bravura frente al caballo.

Baturro, número 76, negro mulato corrido, en segundo lugar, fue inequívocamente bravo desde que apareció en el redondel hasta su muerte. Toro espectacular, con una cabeza espléndida, aparatosa, ancha de cuna; de carnes muy bien proporcionadas, estampa acabada del toro de lidia. Remataba en tablas haciendo saltar virutas y se iba al caballo de largo para entregarse en el puyazo, humillado y crecido; apretaba con los riñones hundidos y en los quites aún se revolvía una, dos, tres veces.

A ese toro de bandera, El Cali lo puso en suerte al relance y después, en lugar de lucir. su bravura, se dedicó a la larga ceremonia de pedir el cambio, con lo que organizó un buen barullo de capotazos, en el transcurso de los cuales el toro, no podía ser de otra manera, se fue de nuevo al caballo a impulsos de su casta excepcional. Noble en banderillas, el tulio que llamaron Baturro aún fue más noble en la muleta, la cual tomaba con la suavidad y el temple que no sabía imprimir el torero. Como bravo murió, malherido, vomitando sangre y sin rendir los cuartos traseros ni aun cuando no le quedó aliento.

Ni emoción ni interés tuvieron los derechazos, circulares, manoletinas y otras cosasde manta que le instrumentó El Cali, como tampoco las vueltas, rodillazos y resobos de Manili al tercero, otro tulio bravo y noble que se iba por su cuenta y de lejos al caballo, en un juego que entusiasmaba al público, si bien al torero sólo le inspiró ponerse a pedir desesperadamente el cambio tras el primer puyazo.

Pero no digamos toreros; digamos pegapases, casi todos de muleta, a lo que salga.

Más torero fue El Calatraveño, que en su primero construyó la faena con técnica de lidiador experto, aunque le faltó decisión para bajar la mano y mandar en los remates de los pases, pese a lo cual dio un par de derechazos de gran hondura. Su otro toro era difícil y se limitó a porfiarle voluntarioso. El Cali equivocó la faena en el quinto, que era manejable y fue a menos, y Manili volvió a los alardes ante el agotado sexto. Los aficionados no les agradecieron el esfuerzo. La afición estaba, más bien, molesta con unos pegapases cuya actuación no había pedido (vinieron por las conveniencias de los exclusivistas) y que encima no quisieron o no supieron lidiar una interesantísima corrida de tulios, con dos ejemplares de concurso.

«Diz mi amigo de Fernán González, que anoche la afición de Ciudad Real recorrió la comarca con candiles.» Nada más que para buscar los pitones de los juanpedros que se lidian esta tarde. Pues traerlos, no los han traído.

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