Más de 600 millones de personas seguirán en la indigencia al acabar el siglo
El progreso alcanzado hasta ahora por los países en desarrollo no ha sido suficiente para reducir el número de personas que viven en condiciones de pobreza absoluta, señala un informe del Banco Mundial hecho público ayer, en el que se augura que estos países tendrán más dificultades para hacer crecer sus economías en los próximos diez años que las que tuvieron en el último cuarto de siglo.
El documento titulado «Informe sobre el desarrollo mundial», es el primero de una serie de estudios analíticos sobre el desarrollo que realizara el Banco Mundial. Fue hecho por recomendación de varios líderes políticos y se centra en cuestiones como la aceleración del desarrollo económico y el alivio de la pobreza.
España, país de segunda división
El informe contiene un anexo estadístico en el que se compilan datos económicos, demográficos y sociales de 125 países. Dentro de las naciones con «ingresos medios», España figura en segundo lugar, después de Israel, a punto de saltar la barrera hacia el apartado de «países industrializados», lista de diecinueve países en la que figuran los de la CCE, Japón, USA. Austria, Suiza, Noruega, Suecia, Australia, Nueva Zelanda, Finlandia, Canadá y Suráfrica. Al margen considera tres países ricos exportadores de crudo: Arabia, Kuwait y Libia. El informe incluye 125 países en sus serias estadísticas, entre los cuales no están las veintiocho naciones soberanas con menos de un millón de habitantes (Emiratos, Luxemburgo, Gabón, Qatar, Bahren...). Un grupo de 34 países quedan clasificados como de baja renta -menos de 250 dólares per cápita- Un segundo grupo incluye 58 países calificados de rentas, medias y otros once países se califican como de economía centralizada. Entre estos últimos no están ni Yugoslavia ni Rumania.Según estos datos del Banco Mundial, España tuvo en 1976 una renta per cápita de 2.920 dólares y una tasa media de crecimiento anual en el período 1960-76 del 5,5%. La inflación fue del 6,3% en la década del 60 y del 12,8 en la primera mitad de los 70.
En el campo demográfico, el informe del Banco Mundial señala que España tendrá en el año 2000, 45 millones de habitantes y que no alcanzará el estadio de «población estacionaria» hasta el año 2065. La fuerza de trabajo española creció un 1 % desde 1970 a 1975, añade el anexo estadístico.
Respecto a los países en vías de desarrollo, el documento ofrece perspectivas pesimistas. No sólo tendrán dificultades para hacer crecer sus economías en la próxima década, sino que incluso para mantener sus actuales tasas de crecimiento estos países necesitarán mayores entradas de capital externo y, simultáneamente, hacer enormes esfuerzos para enfrentarse al aumento de las barreras proteccionistas a sus exportaciones y para estimular la productividad de su agricultura.
El informe del Banco Mundial subraya la «enorme diferencia en la magnitud del comercio de manufacturas» entre los países en desarrollo y los industrializados. Así, en 1975, las naciones industrializadas exportaron 123.000 millones de dólares USA a los países en clesarrollo, mientras que éstos sólo exportaron en sentido contrario 2.6.000 millones de dólares.
El Banco Mundial prevé que muchas de las economías en desarrollo crecerán más lentamente en el próximo decenio que en los últimos quince años, sobre todo en aquellos países cuyo crecimiento anterior estuvo basado en el comercio internacional.
El documento concluye haciendo algunas proyecciones que indican que, incluso partiendo de supuestos relativamente favorables al desarrollo económico, «la pobreza absoluta seguirá siendo un problema de enormes dimensiones a finales del presente siglo». Más concretamente: por lo menos seiscientos millones de seres humanos seguirán careciendo de alimentos, vivienda, agua potable, saneamiento, educación, asistencia médica o empleo adecuados, al menos en el próximo cuarto de siglo.
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