El béisbol español, amenazado de extinción
El béisbol, deporte millonario, repleto de superestrellas y uno de los números uno en EEUU, sobrevive tímidamente en nuestro país entre el desconocimiento general. Puede considerarse así, con todos los honores, como uno más de ese 99% de deportes minoritarios que se practican en España, aunque con la particularidad desgraciada de que su futuro no resulta muy halagüeño si no se afrontan con energía ciertos problemas.
De éstos, el más acuciante es el de un presupuesto demasiado, escaso para atender las mínimas necesidades de crecimiento. Una carencia grave de instalaciones y un intento hasta el momento nulo por popularizar su práctica y atraer espectadores a las competiciones nacionales agudizan el proceso de decadencia. Hace poco más de diez años, nuestro béisbol gozó de una época dorada en la que alcanzaron cuatro títulos europeos por clubs, éxitos que le situaban dentro de lo mejor de Europa. Podría decirse, entonces, que en los equipos españoles jugaban americanos de las bases o cubanos exiliados por la revolución castrista, pero lo cierto es que estadios como el de La Elipa se llenaban de espectadores. La televisión, incluso, se decidió a transmitir algunos encuentros; de todas formas, todos los resultados que se producían en los campeonatos aparecían en las correspondientes informaciones deportivas.
En la actualidad, sin embargo, dicho estadio de La Elipa, el mejor de España, está a punto de pasar a manos del Ayuntamiento de Madrid en virtud de que caduca el plazo de veinte años concedido a la Federación corno derecho de superficie, y que le permitía disfrutar del mismo. El aspecto que presenta además es la mejor demostración de que se trata de un deporte venido a menos. Sólo un empleado se encarga de su mantenimiento; las gradas ofrecen señales inequívocas de que hace mucho tiempo que no. han sido ocupadas y el terreno de juego es todo un muestrario de imperfecciones: hoyos clandestinos a la espera de un tobillo inocente, terreno durísimo que no ha sido removido en tiempo y gran extensión de hierba seca que no ha sido ni siquiera segada.
La Liga nacional: una cuestión a resolver
Aunque parezca lógico que todo deporte mínimamente asentado deba contar con un campeonato liguero, lo cierto es que tal cuestión no está resuelta en el béisbol hispano, hasta el punto que desde 1974 no ha habido Liga. Con anterioridad hubo dos intentos que no fructificaron, el primero del 58 al 61, y el segundo de tan sólo dos años, 1973 y 74. Para la temporada que viene se intentará de nuevo crear un campeonato según un estudio preparado por la Federación. En esta Liga intervendrán el campeón y subcampeón de Castilla y Cataluña y los campeones de Navarra y Vizcaya, regiones todas éstas donde se encuentra más extendido el béisbol. Las causas del fracaso de la Liga nacional suponen. un claro enfrentamiento entre clubs y Federación, motivado por razones económicas y diferencias de opinión en cuanto a la forma de promocionar el deporte. Tal y como está estructurado, la publicidad constituye para los clubs su única fuente de financiación, puesto que no existen taquillas. Estos culpan a la Federación de su despreocupación por hacer popular el deporte, buscar medios de financiación y llamar la atención de los medios de comunicación. Casi ningún medio de difusión, la televisión hace tiempo que se desentendió, se ocupa de los resultados. De esta forma, las casas comerciales no encuentran interés por utilizar dicho deporte como medio de promocionarse. Un ejemplo claro lo constituye el Condepols, campeón de Castilla, que recibe este año medio millón de pesetas de la empresa que da nombre al equipo, una fábrica de material sintético. Pues bien, esta última es consciente de que el dinero va a fondo perdido y reconoce que se realiza por pura cuestión de amistad con el presidente del club. Como es de suponer, la participación en un campeonato liguero exige una serie de desplazamientos. La Federación otorga unas subvenciones por transporte y estancia insuficientes. Los clubs piden más dinero, pero la Federación sostiene que con su escaso presupuesto no puede ayudarles so pena de detraer un dinero dedicado a categorías inferiores y promoción. La parte oficial pide sacrificios y que la gente viaje en tren, los clubs protestan porque los jugadores son trabajadores y, no se les puede someter a semejante paliza. Así y todo, la nueva Liga se contempla con poca fusión. Parece claro, sin embargo, que si no existe competición liguera a nivel senior poco puede promocionarse el deporte a niveles inferiores, cuando los que comiencen a practicarlo sean conscientes de que no pueden aspirar a nada. Evidentemente, las grandes figuras, léase Santana, son las que fomentan el interés popular y el ánimo de emulación. Y eso, por el momento, es difícil que ocurra sí no hay competición.
Una Federación con presupuesto de Tercera
A cerca de quince millones, exactamente 14.940.900, asciende el presupuesto para el año en curso de la Federación Española de Béisbol. Parecido al de un club de fútbol de Tercera División. De dicha cantidad, aproximadamente nueve millones, poco más del 60%, se dedica a gasto de competiciones y de federaciones y delegaciones. La falta de campos y las posibilidades de organizar con cierta garantía la práctica del béisbol en las categorías juvenil y cadete son los grandes problemas en opinión de la Federación. Madrid y Barcelona cuentan con dos campos, respectivamente, de los cuales sólo uno en cada caso son estadios y tienen ciertas instalaciones. Vizcaya, Navarra y Zaragoza poseen uno solo que se reduce casi completamente a un terreno de juego vallado. En Valencia existe otro asentado en el antiguo cauce del Turia. En lo referente a número de practicantes, se prevé un leve incremento de fichas para este año, con lo que se acercarán a las 5.000. De todas formas, con la desaparición de la Delegación Nacional de la Juventud, que regulaba toda la organización de cadetes e infantiles, se perdió parte de esta labor, que pasó a la Federación, la cual, sin embargo, no contó con el incremento presupuestario correspondiente.
Lo evidente, por encima de las cifras, es que gran parte de los equipos que existen en la actualidad no pasan de ser un voluntarioso grupo de amigos con ganas de divertirse. De lo contrario, ningún técnico tendría que avergonzarse al ver en una final de juveniles cómo algunos de los jugadores apenas sabían coger correctamente el bate. La situación, pues, se deteriora poco a poco. Un dato puede ser elocuente: en Barcelona, de siete equipos senior a principio de temporada, sólo quedan tres. En Madrid son ya dos los que se han retirado.
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