El cerebro de Einstein, estudiado desde hace veintidós años
Alberto Einstein, reconocido en su tiempo como una de las más creativas mentes de la especie humana en todos los tiempos está siendo útil a la ciencia después de muerto. Una parte de su cerebro según ha sido informado está siendo concienzudamente estudiada en los laboratorios de una universidad norteamericana.El patólogo Thomas Harvey de los laboratorios de Wichita (Kansas) lleva veintidós años analizando una parte del cerebro de Einstein lo que está resultando más difícil aún que el estudio de su teoría de la relatividad. Después de estos arduos estudios el doctor Harvey ha declarado que aún no tiene una fecha fijada para completar sus investigaciones. La existencia de sus estudios ha sido hecha pública en el número de agosto de la revista especializada New-Jersey Monthly.
Alberto Einstein solía decir: «Mi cerebro es mi laboratorio» y pidió que se lo extirpasen después de muerto para realizar estudios. Cuando el genial físico murió a la edad de 76 años. varios hospitales batallaron para conseguir la realización de la autopsia siendo el de Princeton el que se llevó los derechos. Thomas Harvey fue el encargado de efectuar la autopsia en 1955 y desde esa fecha viene estudiando el cerebro del físico.
El director de New Jersey Monthly, Steven Levv describió así la porción del cerebro de Einstein: «Flotando dentro de un frasco de vidrio, en una transparente solución líquida hay varios trozos de materia. Uno de ellos del tamaño de un puño recubierto de una sustancia de color gris que le da la aparente consistencia de una esponja.»
Einstein desarrolló su Teoría de la Relatividad, que en toda su complejidad se considera que es comprendida por pocas mentes humanas. Según el principio de esta teoría, la masa y la energía son conceptos equivalentes. Es decir, en ciertos procesos simplificando la expresión la materia deja de existir en su manifestación más inmediata -masa- para dar paso al desencadenamiento de procesos energéticos. La expresión que rige este proceso es la ecuación E = mc². donde E es la cantidad de energía producida, equivalente al producto de la cantidad de masa desintegrada, desaparecida, multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz. La proporción pues es enorme, lo que significa que la desintegración de pequeñísimas cantidades de masa dan lugar al desencadenamiento de enormes cantidades de energía, cosa que sucede en los procesos atómicos o nucleares.
La hipótesis de Einstein ha supuesto también una profunda revisión de las bases de la física clásica newtoniana como los conceptos de espacio, tiempo, gravitación...
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