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El PC italiano examina su apoyo al Gobierno Andreotti

Juan Arias

Enrico Berlinguer, secretario general del Partido Comunista italiano, abrió ayer tarde los trabajos del Comité Central de su partido. Prácticamente es la primera vez que los máximos dirigentes comunistas se reúnen en asamblea después de la última crisis, que se concluyó con el Gobierno Andreotti. Se habían reunido durante el secuestro de Moro, pero se interrumpió la asamblea bruscamente, cuando llegó la falsa noticia del hallazgo del cuerpo de Moro en el de Duchessa.Esta reunión se considera muy importante porque tendrá que analizar un año más bien difícil para el Partido Comunista. Por eso, como en las ocasiones solemnes, el comité lo abre Berlinguer con un discurso.

De las indiscreciones de pasillos recogidas a la hora de despachar esta crónica, se ha podido saber que son tres los temas más importantes en este debate comunista. Por una parte, la actitud del PC italiano en estos meses de Gobierno Andreotti, al cual, por vez primera, los comunistas dan un apoyo externo. La base había reprochado a los dirigentes el haber sido poco críticos con el Gobierno monocolor democristiano. Por eso se espera que Berlinguer, sin poner en crisis a Andreotti, pedirá con mucha firmeza al Gobierno que actúe sin nuevos aplazamientos en el importante programa de reformas acordadas por los cinco partidos que lo apoyan.

Otro terna muy delicado es la tensión que existe entre comunistas y socialistas. Berlinguer insistirá en que es necesario estrechar los lazos de amistad con los compañeros socialistas, pero sabe muy bien que el líder socialista Craxi está dispuesto a seguir su camino de «autonomía». Precisamente ayer, Biasini, del Partido Republicano, criticó duramente a Craxi porque «se está haciendo amigo tanto de los liberales como de la nueva izquierda del "manifíesto"»

La desunión de la izquierda

Berlinguer sabe muy bien que tiene hoy en Craxi el mayor enemigo de su estrategia política de «compromiso histórico», pero que al mismo tiempo, no puede romper con los socialistas sin ser acusado de actuar contra la unidad de la izquierda. De hecho, en estos días los comunistas han empezado por primera vez a declarar que la política del «comprorniso histórico» no tiene nada que ver con las fórmulas de Gobierno, las cuales pasado este período de urgencia que exige un Gobierno de unidad nacional, pueden variar y alternarse. Por lo que se refiere a la Democracia Cristiana, el Partido Comunista está muy atento en este momento al próximo nombrarniento del nuevo presidente del Consejo Nacional, en sustitución de Aldo Moro. Este delicado problema lo decidirá la DC el viernes próximo durante el Consejo Nacional. De este nombramiento, los comunistas podrán intuir si la DC desea seguir en la política de colaboración y de «confrontación» continuando la línea de Moro, o si prefiere acercarse a los socialistas como desearían Fanfani y Donat Cattin, el batallador ministro de Industria.

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