Adolfo Suárez: "El Gobierno no va a tolerar reacciones extremistas"
Cuando al mediodía de ayer el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, tras la intervención de los portavoces de cada uno de los grupos parlamentarios, aseguró en su discurso ante el Pleno del Congreso que «el Gobierno no va a tolerar, de ninguna forma, reacciones extremistas», un suspiro de alivio recorrió el hemiciclo y puso fin, al menos por el momento, a una mañana tensa en el Congreso de Diputados desde que a primera hora, se conoció el trágico atentado mortal contra un general y un teniente coronel del Ejército español.Previamente, y contra los rumores insistentes que habían circulado sobre las presiones de las Fuerzas Armadas cerca de los negociadores gubernamentales con el PNV para que no aceptaran la menor duda sobre la unidad e integridad de España en el texto constitucional, el señor Suárez subrayó terminantemente que las Fuerzas Armadas no son un obstáculo al proceso democrático y que, «como institución», han prestado un servicio impresionante al proceso democrático español. Negó concretamente que las Fuerzas Armadas presionen a las fuerzas políticas para encaminar en uno u otro sentido la Constitución.
Las palabras del presidente del Gobierno dejaban el camino expedito hacia la culminación de la Constitución y despejaban las sombras de infaustos Pavías que habían rondado, desde muy temprano, por los pasillos del Congreso. No resultó extraño, pues, que al término de las palabras del presidente el hemiciclo -que había permanecido silencioso ante los anteriores oradores- dedicara un aplauso intenso al jefe ejecutivo, en el que participaron diputados; de todos los grupos parlamentarios, a excepción de los socialistas y Alianza Popular. Los diputados socialistas recibieron una indicación ostensible por parte del secretario de organización, Alfonso Guerra, para que no aplaudieran. Tampoco lo hizo Letamendía y sí, en cambio, varios diputados del PNV.
En su discurso, Adolfo Suárez se situó por encima de las opciones de partidos, en la línea de la «política de Estado» que tan cara es al señor Suárez y que ayer coincidió con la actitud de casi todos los grupos parlamentarios.
La nota disonante la puso el secretario de Afianza Popular, Manuel Fraga, quien se apoyó en los presagios que su grupo viene haciendo para ofrecerse como «la fuerza política del realismo más profundo y de la esperanza más idealista en los destinos de España». Fue el señor Fraga el único orador que, tras elogiar a las fuerzas de orden público y coincidir con los demás grupos en las alabanzas a las Fuerzas Armadas, mencionó expresamente al Rey a quien ofreció el apoyo más incondicional Alianza Popular.
Pocos minutos después, cuando el siguiente orador, Santiago Carrillo, expresaba la condolencia comunista las familias del «digno general de Artillería» y de su ayudante el teniente coronel, hacía su entrada en el hemiciclo el presidente del Gobierno, acompañado del vicepresidente primero y ministro de Defensa, teniente general Gutiérrez Mellado.
Todos los oradores coincidieron en reanudar y culminar con urgencia la tarea constituyente. Enrique Tierno, renunciando expresamente a crear ahora un problema de Gobierno. José Angel Cuerda, por el PNV, expresando sin dudas la condena de los antentados y ofreciendo la colaboración sin límites de su grupo. Miguel Roca, poniendo énfasis en las convicciones democráticas de la Minoría Catalana y afirmando «casi con rabia» que sólo en la democracia es posible la paz. Eduardo Martín Toval, repudiando los actos anticonstitucionales de la extrema izquierda y la extrema derecha. Felipe González, resaltando que la anti-España que quiere acabar con la libertad utiliza la lucha contra el derecho más elemental consagrado en la Constitución, el de la vida. José Pedro Pérez Llorca, pidiendo a la Cámara que asumiera sus responsabilidades y transmitiera un mensaje de apoyo a las Fuerzas Armadas.
Al final de todos los discursos se guardó un minuto de silencio por los militares asesinados.
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