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Guerrilleros de Cristo Rey intentan "reventar" las fiestas del barrio de Barceló

Más de cincuenta guerrilleros de Cristo Rey entraron hacia las nueve y media de anoche en el recinto de las fiestas del barrio de Barceló armados con cadenas y porras, y atacaron a las personas que allí se encontraban. Los vecinos respondieron lanzando cascotes y botellas hasta conseguir que los ultraderechistas abandonaran la plaza. A las diez de la noche, la fiesta volvió a la normalidad y solamente tres o cuatro personas presentaban contusiones sin importancia.«Al recinto han entrado más de cincuenta, pero fuera había otros tantos -explicó un miembro de la asociación de vecinos- Han llegado en plan marcial, todos uniformados. Llevaban insignias de la bandera española y de Fuerza Nueva en las camisas azules. Creían que con su sola presencia nos iban a amedrentar, pero el vecindario de aquí ya está acostumbrado y, automáticamente, todo el mundo se ha puesto a lanzarlos botellas y cascotes hasta que conseguimos que se largaran. »

A requerimiento de la asociación de vecinos, ante la posibilidad de una nueva entrada de los guerrilleros, la policía vigilaba fuertemente la zona. Ante el recinto en el que se celebraba el baile había un Land Rover y dos rancheras. Más allá, junto al teatro Barceló, se repetía la misma vigilancia. «No sabemos el número de guerrilleros que han entrado -explicó un cabo de la Policía Armada a EL PAÍS- y tampoco sabemos si ha habido detenidos y heridos.»

Según algunos testigos presenciales, fueron tres los ultraderechistas detenidos, porque muchos de ellos se escondieron en el hospicio y en un edificio de apartamentos de la calle San Vicente Ferrer, aunque oficialmente no ha podido confirmarse. Juan José Rosón, gobernador civil de Madrid, manifestó a EL PAÍS que se trataba de un caso de gamberrismo y que habían detenido a un joven que se encontraba borracho.

La Asociación de Vecinos de Malasaña, en unión de los partidos políticos con tenderetes de propaganda en el recinto -LCR, ORT y PCE- redactó un comunicado público en el que condenaba lo ocurrido y aseguraba al vecindario que, pese a todo, las fiestas continuarían tal como estaba previsto.

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