Una selección de la cantera
Argentina triunfó en el Mundial porque supo aprovechar mejor que nadie las oportunidades en un torneo de nivel mediocre. La principal de ellas, naturalmente, la de jugar en su propia casa. Precisamente por eso, y más aún ante la situación de un país que necesitaba triunfar en todos los sentidos como propaganda política, la preparación de su equipo nacional fue mejor que nunca. Para 1982, España estará obligada a hacerlo tan, bien mejor que en anteriores ocasiones, aunque para conseguirlo, visto lo sucedido hasta ahora, no tendrá que hacer demasiados esfuerzos. El problema será que la mejoría no sea sólo para salir del paso. Además, su situación es distinta.El gran dilema del fútbol español cara al fituro mundialista estriba en la mentalidad formada por el profesionalizado deporte del balón redondo. La selección es una criada de los clubs, aunque se la quiera pasar a señorita deprisa y corriendo en momentos cruciáles y por ello es el reflejo de su psicosis de éxito a corto plazo. Los presidentes del Vallencia o del Barcelona triunfarán esta temporada, aunque aumenten las enormes deudas de ambos clubs, sí gana títulos. Por eso no se quieren exponer a sacarjugadores de sus canteras -que sólo tienen relativamente, como todos, porque no se cuidan- y compran extranjeros millonarios.
Pero la selección debe ser distifita. Ya que no tiene unos socios detrás que exijan domingo a domingo triunfos -algo positivo tenían que tener las pobres entradas de público a los partidos internacionales en muchas ocasiones- al menos se puede trabajar con tiempo. Deberá crearse sin más una selección sub 21 real y con partidos de entidad -los de la próxima eurocopa, por ejemplo, aunque se pierda -para que sea sub-25 en el 82. Con veinticinco años y experiencia se puede llegar a un mundial. La concentración final, más o menos larga, será sólo el último toque a un trabajo de bloque hecho desde una verdadera cantera. El último problema, naturalmente, es que para conseguir esa cantera, los clubs también deben colaborar. Los Bonhoff y Krankl no servirán entonces.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.