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"Carlos quiso llevar a la práctica las ideas del «Che»"

«He querido describir en este libro la imagen de un joven revolucionario alegre, vitalista, sin esa idea de mártir que tienen en la cabeza los militantes de izquierdas en mi país, en toda Latinoamérica.» Nydia Tobón, ya muy lejos de la actividad política, desde su papel de mujer integrada trabajando por las causas tercermundistas, conserva en su recuerdo una imagen clara y grata de Carlos, un personaje aventurero muy venezolano, que la propia prensa, en su opinión, convirtió en un mito casi irreal.«Se hablaba de Carlos, o de Ivan, y se le atribuían facultades sorprendentes. Se daba a entender que estaba aquí y allá al mismo tiempo, capaz de surgir y de desaparecer como por arte de magia. Lo cierto es que se trata de un hombre normal, inteligente, pero, sobre todo, enormemente audaz.»La historia de Carlos narrada por Nydia Tobón tiene, con todo, aspectos novelescos nada habituales. A lo largo de los cuatro años que duraron las relaciones amistosas de ambos se suceden los escenarios europeos, las actividades políticas que harían conocida la figura de este hombre, agente de la CIA para unos, de la KGB para otros. «Hay, efectivamente, algunos aspectos novelescos, pero lo esencial es una historia real que yo he vivido. Cuando acabé el manuscrito se lo llevé al padre de Carlos, que reside en Caracas, porque lo consideraba un deber de honestidad, y me fue muy grato comprobar que él reconocía a su hijo en mis páginas, su carácter, sus ideales.»

Las vinculaciones políticas de Carlos, o Ivan, con los diferentes movimientos de liberación del Tercer Mundo o los grupos ultraizquierdistas europeos son algo que Nydia Tobón prefiere no mencionar. Su discreción se centra en todos los aspectos más conflictivos de este personaje incierto. «Si Carlos luchó en Europa supongoque la razón está en que residía aquí por razones familiares. El admira enormemente a Ernesto Guevara y sus ideales de hacer la revolución más allá de las fronteras del propio país, donde sea posible.» Las perspectivas de triunfo o de fracaso no inciden, en opinión de esta mujer, en la conducta del revolucionario. «Ya he comentado en otras ocasiones cómo, hasta dónde yo he podido comprobar, el guerrillero es una persona que necesita luchar, que tiene como un virus, una necesidad de expresarse que no puede dominar. Son como Quijotes luchando contra molinos, y aunque amen la vida profundamente son capaces de entregarla por unos ideales que aman todavía más.»

Nydia Tobón sitúa a Carlos desde el título de su libro entre el guerrillero y el terrorista y se niega a hacer ella la diferenciación entre los dos conceptos. «Yo me limito a describir mi experiencia personal, son los lectores quienes deben dar una respuesta al interrogante que planteo en el título. En última instancia, los ideales políticos serían la diferencia. »

En 1975 se produce la separación definitiva entre la abogada colombiana y el revolucionario Carlos. Sus relaciones habrían de suponer para la primera un año de cárcel, que tal vez hubiera podido evitarse en caso de negar su amistad con el hombre más buscado por las policías europeas en aquel momento. «Ni entonces ni ahora me hubiera parecido honesto negar esta relación. Tampoco quise representar el papel de tonta útil que tomaron otras amigas de Carlos. Por todo ello, me he decidido también a escribir este libro, para reivindicar la imagen de un amigo sobre el que se había llegado a afirmar que se trataba de un ser traumatizado por una infancia infeliz. Nadie me ha acusado de oportunista, por el contrario, donde el libro se ha editado ha despertado bastante interés. »

Nydia Tobón, casada, madre de tres hijos, trabaja hoy para la agencia de noticias del Tercer Mundo Interpress con la esperanza de «dar otra información, al margen de la manipulación que sufren las noticias de los países del Tercer Mundo por parte de las grandes agencias de noticias».

Una vez escrito su libro Carlos, ¿terrorista o guerrillero?, Nydia Tobón procura situarse un poco al margen del mismo. No da definiciones y expresa vagamente sus ideales de izquierda, puntualizando que su texto es una historia real, ligeramente novelada, de una experiencia por ella vivida. Y aunque su simpatía por el personaje central del libro está fuera de toda duda, tampoco afirma en ningún momento su fe o su escepticismo por la vía revolucionaría que éste escoge. La decepción de los revolucionarios ante la política de los partidos comunistas latinoamericanos sería, según la autora de este relato, el punto de partida de la actividad guerrillera para unos, terrorista para otros. El miedo de los partidos de izquierda parlamentarios a la revolución en los países latinoamericanos es una de las convicciones más claras en la mente del Carlos que Nydia Tobón reconstruye en su libro.

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