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Reportaje:

La inseminación artificial humana se impone en España

Acaba de ponerse en funcionamiento en Bilbao un banco para la congelación y conservación del semen humano. Este es el segundo banco de estas características que se instala en España. El que se halla en Barcelona funciona bajo la dirección del doctor Simón Marina.El responsable del banco de semen de Bilbao es Angel Portuondo, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología de la Ciudad Sanitaria Enrique Sotomayor. «El banco que nosotros tenemos -explica- ha sido importado de Estados Unidos y funciona con nitrógeno líquido, conservando el semen a 196 grados centígrados durante un tiempo prácticamente indefinido. El medio de conservación del semen está hecho a base de glicerol al 15%, y es muy parecido al líquido de la trompa de Falopio.»

La técnica que usan en el banco de semen de Bilbao es la que los especialistas que trabajan en él aprendieron en el hospital de la Universidad de Pensilvanla, en Filadelfia (Estados Unidos). Esta técnica permite una buena recuperación espermática después de la descongelación.

La utilización del semen almacenado en este tipo de bancos está indicada en casos de esterilidad masculina, como una alternativa a la adopción; en el caso de que el marido sea portador de enfermedades hereditarias antes de que se tenga que practicar una sección de conductos deferentes en el hombre antes de que el matrimonio sufra una radiación genital, o cuando se produzca enfermedad por incompatibilidad grave del Rh.

Tanto en el banco de semen de Bilbao como en el de Barcelona y en los que hay en el resto del mundo, el semen almacenado para ser utilizado en los casos descritos puede ser lanto del propio marido como de cualquier donante anónimo.

De acuerdo con el doctor Portuondo, «los éxitos terapéuticos varían entre un 50% y un 80% cuando se utiliza semen de un donante que ha sido seleccionado cuidadosamente ».

«Aproximadamente el 90% de los embarazos ocurren en los seis primeros meses de tratamiento, a condición de que la mujer sea previamente estudiada y los exámenes sean todos normales», indica también el doctor Portuondo.

La selección de los donantes es realizada por el médico y debe ser muy rigurosa en el respeto a las normas internacionales a este respecto. «Si se cumplen bien estos requisitos, las tasas de abortos y malformaciones congénitas de los recién nacidos son inferiores a las observadas en el resto de la población general.»

El doctor Portuondo considera que «este hecho supone un adelanto en el campo de la reproducción humana, y en el sentido médico-técnico debe ser considerado como un servicio a la humanidad».

Un invento viejo

La posibilidad de congelar el semen humano para su uso posterior se descubrió en 1949. Pronto se creyó, además, que el semen dispuesto en esas condiciones en los órganos reproductores de la mujer resultaba más sano que aquel que se implantara según los métodos naturales.

Uno de los bancos más espectaculares es el «ldant», de Nueva York, donde se adquiere y se manipula el semen humano con una técnica muy avanzada y ante la general aceptación de donantes y clientes. Cada uno de los primeros obtiene veinte dólares ( 1.600 pesetas) por la eyaculación, que se procuran en las propias dependencias del centro clínico en que esta operación se efectúa. En España, declaraba recientemente el doctor Marina, del banco de semen de Barcelona, «por el tiempo perdido y las molestias, el dador percibe una compensación de mil pesetas.

La inseminación artificial de seres humanos ha sido motivo de polémica desde que se implantó aquel descubrimiento de 1949. En los últimos meses de 1977 se desarrolló una gran controversia en Gran Bretaña, cuando se demostró que un doctor inglés había ayudado a parejas de lesbianas a tener hijos sin que mediara la intervención directa del varón.

Las feministas que defienden este método de concepción como una alternativa reaccionaron a las críticas que cayeron sobre el mencionado doctor. La inseminación artificial debe servir, dijeron, para cualquier mujer, lesbiana o no, que desee tener un hijo sin la intervención del hombre.

Lo que las lesbianas inglesas querían señalar era que la vida famiIiar también era posible entre homosexuales. El caso se ha cerrado y parece que ellas han demostrado que los avances de, la técnica, en cualquier materia, no deben servir sólo a la sociedad establecida y aceptada, sino que han de ser útiles para cambiar hábitos sociales.

En España, la creación de bancos de semen no ha encontrado dificultades legales de ningún tipo, según declaró el pasado mes de abril el doctor Simón Marina a la revista Primera Plana. De hecho, explicaba, el banco que él implantó surgió de la necesidad expuesta por numerosas parejas de servirse de la inseminación artificial para. cumplir su deseo insatisfecho de tener un hijo.

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