Temores de guerra civil entre cristianos de Líbano
Al expirar el ultimátum dado por el ex presidente Soleiman Frangie a los cristianos falangistas de Líbano-norte para que se marchen de la región o renieguen del Partido Falange, los ciudadanos libaneses encaran la posibilidad de una «vendetta» en gran escala con temor, pero con el mismo fatalismo con que han seguido estos cinco años de guerra civil.
Nadie parece comprender muy bien qué ocurre, pero las matanzas, al principio por motivos políticos, después confesionales, y ahora, aparentemente, sin justificación, se suceden unas a otras. Soleiman Frangie se ha declarado firmemente dispuesto a vengar a su hijo y familiares asesinados, y ha rechazado todas las mediaciones y llamamientos que le han formulado, incluido uno reciente del Papa.En previsión de las represalias que todos los que conocen a Soleiman Frangie consideran inevitables, se ha originado un considerable trasiego de familias entre las diferentes zonas cristianas del país. Trescientos cuarenta y dos dirigentes falangistas, de un total de 440, de la ciudad natal de Frangie, Zghorta, y las 52 aldeas aledañas presentaron su renuncia al partido y depusieron sus armas. Otros cuarenta prefirieron trasladarse a Beirut.
Los demás cristianos de Líbano-norte se han hecho fuertes en la localidad montañosa de Becharre, especie de cuartel general falangista en la región, y esperan allí los acontecimientos.
Se han conocido nuevos detalles sobre la brutalidad de la matanza de la familia de Frangie, que es el origen de esta última convulsión en un país que prácticamente no existe ya como tal. Unos trescientos hombres se presentaron la noche del martes 13 de junio en casa de Tony Frangie. En su presencia, varios de los asaltantes violaron a su mujer para luego asesinarla junto con sus hijos. A Tony Frangie le dibujaron con ráfagas de ametralladora una cruz en el cuerpo. Los asaltantes, desde la misma casa de Frangie, llamaron al padre de la víctima y, haciéndose pasar por amigos, le pidieron refuerzos. Soleiman Frangie envió dos automóviles de hombres armados, entre ellos seis miembros más de su familia, que cayeron en una emboscada y fueron también asesinados.
Algunos de los más altos jefes del Ejército libanés se han solidarizado con Soleiman Frangie, y la «vendetta» en ciernes parece tener como objetivo acabar con el poderío militar del Partido Falange.
El origen de los incidentes entre cristianos parece situarse en la colaboración estrecha establecida con Israel por parte de los falangistas y el deseo de estos últimos de que todos los grupos cristianos de Líbano hiciesen lo mismo.
El ex presidente de Líbano podría contar en sus actuales designios al menos con la pasividad de las fuerzas sirias de «pacificación», también interesadas en que Líbano sea un país más de la línea de confrontación con Israel o, por lo menos, neutral.
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