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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Los planes energéticos trucados

La debilidad energética actual no es sólo consecuencia de los incrementos del precio del petróleo, sino de unos graves errores cometidos entre 1969 y 1972 por las grandes compañías eléctricas cuando decidieron la nuclearización de España confundiendo política energética con electrificación generalizada y confundiendo electrificación con nuclearización generalizada. La nuclearización generalizada significaba la consolidación definitiva de España en el campo norteamericano no sólo político-económico, sino también energético, que era el objetivo del electro-franquismo (Unesa).En este trabajo mostraremos cómo las decisiones del sector eléctrico muy anteriores a octubre de 1973 y a la crisis del petróleo, formuladas en el Plan Eléctrico Nacional presentado en diciembre de 1973, han sido las únicas decisiones válidas y el auténtico plan energético.

Ecologista y urbanista

Escrita y dirigida por André Malraux, sobre su libro del mismo título, ampliado con experiencias personales. Diálogos de Max Aub. Dramático, documental. Blanco y negro. 1938. Local de estreno: Pequeño Cine Estudio

Los sucesivos Planes Energéticos Nacionales (PEN) no han sido sino documentos ideológicos encaminados a corregir los sucesivos errores de previsión del sector eléctrico y a consolidar y consagrar las decisiones e inversiones de las compañías eléctricas en centrales, nucleares. Los demás sectores han ido de comparsa.

El último plan energético, aprobado recientemente por el Gobierno (Plan R. Sahagún-Magaña, 1978), es el mismo que el anterior, que sale a la superficie una vez desaparecido Fuentes Quintana. El sector eléctrico continúa intocable a cambio de que CAMPSA, Enagás y el resto del sector energético del INI sigan cada uno por su lado, y los ingresos de Hacienda por el sector petróleo sigan siendo sustanciosos. En resumen, falsos PEN sucesivos en los que a lo largo de los años sólo continúa en firme la construcción de nucleares.

Nuestro análisis crítico de política económica se hace desde un ángulo ecologista, que quiere decir que es globalizante y que va al fondo de las contradicciones, que trata de analizar los diversos subsistemas energéticos y ver la relación entre poder económico, político y estrategia energética.

Una actitud ecologista clara consiste en tratar de evitar la concentración de poder y de energía, además de evitar la degradación del sistema social y ambiental que la energía dura y el capitalismo conllevan consigo.

Las grandes decisiones energéticas fueron tomadas por el sector eléctrico y los sucesivos planes energéticos no son sino ratificaciones de las decisiones anteriores tomadas por tecnócratas, que hacen un papel mojado que no les obliga ni a ellos, pero que sirven para presionar al pueblo y a la opinión pública sobre los puntos de resistencia, por ejemplo la imposición de las nucleares.

Al igual que los llamados planes de desarrollo, que confundían crecimiento económico con desarrollo e industrialización con crecimiento económico, ha pasado con los planes energéticos, que confunden energía con electricidad y electricidad con nuclear. Al igual que desaparecieron los planes de desarrollo y hasta el propio Ministerio de Planificación del Desarrollo y nadie ha dicho ni pío, pasará algo parecido con los planes energéticos, que una vez que el sector eléctrico haya conseguido sus objetivos quedará patente su mecanismo, consistente éste en lanzar botes de humo a la opinión pública para que las decisiones del capitalismo eléctrico sean avaladas en un lenguaje tecnocrático por el Estado a través del Ministerio de Industria. Su paso por las Cortes no será sino una mixtificación más de todo el proceso anterior.

Puede observarse que en la gestión energética española hay tres actores principales. Los primeros y más dominantes son las compañías eléctricas. En segundo lugar, en torno al petróleo, las multinacionales, CAMPSA y Hacienda, con las refinerías privadas y públicas. En tercer lugar el INI, que controla el 50% del carbón nacional (Hunosa, Endesa, Encasur, etcétera), el sector del gas (Enagás) y el 20% de la producción eléctrica.

Ahora bien, a la hora de hacer planes energéticos sucesivos, todos ellos han sido hijos del Primer Plan Eléctrico Nacional. hecho por Unesa y las grandes compañías eléctricas. El objetivo sugerido por los americanos y aceptado por el Gobierno y por Unesa fue sustituir el petróleo por la energía nuclear. Las consecuencias que veremos más adelante son muy claras, y es que Estados Unidos habrá impuesto la energía nuclear a países como España en un porcentaje muy alto -casi doble al del propio Estados Unidos-, por lo que la demanda española de petróleo en los años ochenta en el mercado internacional será más baja, aligual que la de la mayoría de los países desarrollados, con lo que Estados Unidos habrá conseguido un cloble objetivo: controlar a través del ciclo del uranio y de las nucleares la producción energética de Europa occidental y disminuir la demanda de petróleo en el mercado mundial para seguir disponiendo de él para sus importaciones (Estados Unidos importa el 50% del petróleo que consume).

Los sucesivos planes energético.s har. sido erróneos por desmesurados y desmentidos por la evolución de la demanda y de la situacion económica.

Los sucesivos planes energéticos, a cliferencia del Plan Carter, que ha dependido directamente del presidente, han sido llevados a cabo desde la Dirección General de la Energía. Una simple dirección general históricamente controlada por Unesa y por el sector petrolífero.

Así, pues, una dirección general, y ahora una comisaría de la energía, pueden decidir el porvenir energético que supone todo un modelo económico v en el fondo un modelo de sociedad. Estas paradojas llevan a la situación at,surda de que para instalar una central nuclear la autorización la dé la Dirección General de la Eneroía. mientras que para hacer la concentración parcelarla en cualquier pueblo de trescientos habitantes perdido en la meseta castellana o para construir una escuela hiciera falta aprobación er el Consejo de Ministros.

Cuatro planes energéticos

La llamada planificación eneroética ha generado ya cuatro documentos principales, teniendo siempre en cuenta que los dos elementos decisorios reales en política energética han sido, por un lado, la estrategia de Unesa a largo plazo para la construcción de nueleares y, por otro lado, el Plan Nacional de Combustibles anual, que a principio de cada año define las compras que en el exterior hará España sobre petróleo, gas, uranio, etcétera. Este segundo documento es tam bién tetalmente operativo. Puede observarse que para el año 78 el plan decidió la adquisición de un 7% más de combustible que el año ariterior, cifra no coordinada con ninguno de los anteriores planes, y habida cuenta de que el consumo de petróleo en el año 77 fue un 7% inferior al del año 76.

Los planes de Unesa: Planes Eléctricos Nacionales

La planificación de la energía eléctrica ha estado desde 1944, en que se constituyó Unesa -a requerimiento de Franco- como una compañía (Unidad Eléctrica, SA), que coordinaba las grandes compañías eléctricas y que en la actualidad reúne más del 90% del total de la energía eléctrica producida en España. De 1945 a 1952, debido a la congelación de los precios de la energía eléctrica, el déficit se fue agravando, hasta que Unesa consiguió, el 14 de noviembre de 1952, fecha clave para todo lo que venga después, las tarifas tope unificadas, que le permitieron la acumulación de grandes beneficios, a pesar de que hasta 1959 (quince años después de crear Unesa) siguieron las restricciones de energía eléctrica. En 1969, cuando U nesa cumplía veinticinco años e inaugurada la primera central nuclear, se estaba decidiendo la estrategla nuclear que ahora padecemos.

El 31 dejulio de 1969 se aprobó el Plan Eléctrico Nacional (PEN), cuya revisión más importante fue la de diciembre de 1973, que abarcaba el período 1976-85, y que será el que analicemos comparativamente con los demás planes.

Hay que tener en cuenta que este plan no consideró la crisis del petróleo, pues ya estaba terminando cuando se produjo.

Plan Energético Nacional de 1975-85 (PEN, 1975)

Este fue aprobado todavía en vida de Franco, Y observaremos que recogía todas las grandes líneas y proyectos del anterior.

Plan Energético Nacional 1977-1987 (PEN, 1977, Comisaría de la Energía y Ministerio de Industria, -Oliart-Punset-Magaña y otros)

Este plan, realizado con prisas, que venía a cumplir los acuerdos de la Moncloa de tener un plan energético nuevo antes del fin del año 1977, entró en contradicción con la política económica de Fuentes Quintana y tuvo como consecuencia la caída de Fuentes Quintana, que arrastró a Oliart y Punset, pero como podremos observar arrastró también la caída de la posición planificadora de Fuentes Quintana, por lo que se elaboró un llamado nuevo plan, que es el siguiente.

Plan Energético Nacional 1978-1987 (PEN, 1978. Rodríguez Sahagún-Magaña

Comisaría de la Energía-Ministerio de Industria, etcétera)

Este plan es el recientemente aprobado por el Consejo de Ministros, y está en el Parlamento para su discusión.

Podemos adelantar que este plan es en gran parte del anterior, ya que ha recogido cifras bastante similares de proyección de la demanda de inversiones y reducido aparentemente el número de nucleares. Puede decirse que este plan ha saltado por encima de las propuestas de Fuentes Quintana, por lo que las cosas siguen como estaban con Ollart. Las compañías eléctricas y sus objetivos son.intocables, y el INI, CAMPSA, Enagás y el Ministerio de Hacienda seguirán más o menos como hasta ahora.

Quiere esto decir que las cosas siguen como estaban estos cuatro o cinco últimos años: ausencia de unos criterios energéticos, dándose la circunstancia de que ya no existe una coherencia y compensación de las diversas fuerzas como existía en los tiempos de Franco.

Esto hace que, a diferencia de los demás países de Europa, que están tomando medidas para corregir los problemas energéticos, en España no se está haciendo sino prolongar las situaciones defectuosas, y esto es lo que sucede con el último plan: «ir tirando y acabar las nucleares, después ya veremos».

Entre los dos últimos planes hubo una comisión, entre las que había personas y expertos como Leal o Centeno, que significan una nueva situación con respecto al monolitismo de los anteriores programas energéticos y eléctricos. No obstante, no parecen verse reflejadas estas presencias en el contenido del último PEN, aprobado hace un mes por el Gobierno.

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