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Entrevista:

Albiñana: "La autonomía se logrará con un cambio de Gobierno"

El presidente del Consejo del País Valenciano, José Luis Albiñana, 35 años, abogado de profesión y militante del PSOE desde 1974, tiene una hija llamada Inmaculada Autonomía, pues su nacimiento coincidió con el principio de las negociaciones llevadas a cabo con el ministro Manuel Clavero para la consecución del régimen preautonómico valenciano. Nacionalista y socialista, José Luis Al biñana analiza, en la entrevista mantenida con Jaime Afilias, las recientes actuaciones de las fuerzas politicas valencianas, la polémica valencianistas-catalanilstas y las relaciones de autogobierno valenciano con los de otros territorios preautonómicos, entre otros temas.

Dos meses después de constituido el Consejo del País Valenciano, la derecha lanzaba su primera ofensiva contra la institución autonómica con el pretexto de defender la personalidad valenciana de una supuesta «catalanización». El presidente José Luis Albiñana, 35 años, con una hija llamada Inmaculada Autonomía, abogado y militante del PSOE desde 1974, donde ocupa la secretaría de emigración, ha realizado en esta entrevista un análisis político de las recientes actuaciones de las fuerzas políticas valencianas. También fueron objeto de conversación la controvertida normalización cultural y las relaciones del autogobierno valenciano con otros territorios autonómicos. Escribe Jaime Millás.

-Dos meses después de la constitución del Consejo del País Valenciano, ¿en qué se ha modificado la situación política valenciana?

-Creo que la evolución es notable, aunque no me atrevo a afirmar que el saldo sea positivo o negativo. La presencia del Consejo ha supuesto un revulsivo que, con función multiplicadora, ha movilizado una serie de apoyos e iniciativas que antes estaban aletargadas. Esto no sólo se observa en el terreno de las movilizaciones populares, sino, fundamentalmente, en la conducta de las fuerzas sociales de derecha e izquierda, que se han movido en actitud convergente y constructiva al objetivo que marca la aparición del Consejo..

-Sin embargo, la ofensiva de la derecha parlamentaria y extraparlamentaria y de la extrema derecha en defensa de la personalidad valenciana como reacción del programa «Hora 15» cuestionaba la actuación del Consejo en este sentido.

-El fenómeno no está nada claro y no quiero caer en simplificaciones. Diría que lo que se ha querido es sembrar la sospecha y arrinconar el Consejo. Aunque yo parto de otro análisis. Me parece importante situar estos hechos después del 15 de junio. El pueblo arrincona el pasado y vota a unos proyectos políticos que contemplan la autonomía y dan lugar a la aparición del Consejo. Se produce un desequilibrio, ya que el pueblo favorece más a la izquierda. Lógicamente hay una reacción de la derecha genérica, aunque distinguiría entre una derecha que tiene la autonomía en sus programas y que moviliza por primera vez sus recursos y otro sector de la derecha que no gozó del apoyo popular y trata de ganar terreno por dos caminos, primero con la política del silencio ignorando el triunfo socialista valenciano y después, en la preautonomía, tratando de arrinconar y desestabilizar el proceso. Ciertamente no lo hace de manera frontal porque no tiene fuerza, pero le basta con poner en duda el talante de los socialistas para defender la personalidad valenciana.

-¿Cómo relaciona el PSOE el nacionalismo con el socialismo?

-Los socialistas no hacemos antagonismos entre ambos, al contrario de la derecha, que construye nacionalismos sólo para ella y no para los demás. La derecha valenciana se hace ariticatalanista y siembra la sospecha de que los socialistas somos los; catalanistas por el argumento «sensu contrario» que utilizan los juristas. Se hace pensar que la personalidad valenciana está en peligro, lo cual no es cierto, porque menos que ahora ha estado en peligro al crearse un organismo que la defiende y a un nivel supraprovincial. Pero esto no se acepta y se introducen las dudas que si país, que si región, que si la bandera o la lengua. Todo ello Induce a pensar que el Consejo no defiende la personalidad valenciana, lo que es torpe por la maniobra y aberrante por la acusación implícita al Consejo.

-No obstante la iniciativa en la calle (a está marcando la derecha. ¿En qué medida es necesaria una reacción de la izquierda valenciana?

-No podemos caer en la trampa de un maratonismo absurdo de ver quién moviliza más gente. Es cierto que la derecha acude por primera vez a la movilización popular, que no quiere decir que todo el que estuvo en la plaza de toros, hace unos días, fuera de derechas. Me parece un fenómeno insólito que corresponde al extra parlamentarismo de esta derecha, que rechaza el Parlamento cuando constata que deja de tener mayoría.

Resultaría un error gravísimo si la izquierda, para replicar a esta movilización, hiciera otra, porque esto, aunque para la izquierda sería más fácil, daría como resultado un pueblo dividido y esto la izquierda no lo puede aceptar. La izquierda puede aceptar la existencia de la lucha de clases, pero todos sabemos lo que es eso. No se trata de los 5.700.000 votos del Partido Socialista contra los seis millones y pico de UCD integrado por burgueses y oligarcas, por poner un ejemplo. El pueblo no está dividido numéricamente así.

Además, la democracia no tiene que mantener ese stress de inestabilidad, y lo que hay que demostrar es que no pasa absolutamente nada. Que se reúnen 15.000 personas para decir somos valencianos y que el Consejo sea pueblo, nos parece satisfactorio porque a lo mejor hasta ahora esas personas no lo sabían.

-¿Por qué no asistió al mitin de la plaza de toros organizado por unajunta de entidades culturales?

-El acto, aunque tuvo una presentación cultural, llevaba una proyección política. Esto me parece legítimo. Ahora bien, la rentabilidad política de las actuaciones del presidente han de calibrarla las cuatro fuerzas políticas del Consejo: AP, UCD, PSOE y PC. Si hubieran llegado a un acuerdo en mi asistencia yo habría ido. Pero el acuerdo de estas fuerzas con los organizadores no se produjo. Y también, el reparto de octavillas con frases como «Abajo el Consell rojo» me hizo ser prudente y evitar un mayor stress emocional que impidiera al acto desarrollarse con normalidad. De hecho, al nombrarme, hubo una pitada considerable no sé si merecida o inmerecida.

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