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Mitin neonazi en la fiesta nacional de Alemania Federal

El Partido Neonazi alemán (NPD), ha elegido la fecha de hoy, 17 de junio, «fiesta de la unidad alemana», para tratar de impulsar el clima de guerra fria entre los dos Estados alemanes. Tras largas consideraciones de los políticos socialliberales de Hessen, impulsados a unas elecciones decisivas para toda la República Federal, en octubre, el Gobierno de este land decidió permitir la celebración en Francfort de la mayor manifestación de neonazis que presenciará este país desde la caída del Tercer Reich.

Para proteger a los partidarios de la ultraderecha se empleará la totalidad de los efectivos policiales de la sexta ciudad más populosa de la RFA y centro económico del país. El jefe de la policía de Hessen ha decidido, por su parte, inundar la ciudad con ejemplares de una octavilla en la que recuerda «el doloroso pasado de la historia alemana» y reclama paz y orden contra «el odio y la violencia de cualquier ideología».En este sentido, la policía alemana, animada por su sindicato, ha denunciado en una nota la «minusvaloración que se ofrece desde los órganos de Gobierno en la RFA del fenómeno neonazi». Pide medidas efectivas para el control de la criminalidad motivada en principios nacionalistas y racistas. En contraposición a quienes hasta ahora han minimizado los brotes nazis dentro de las fuerzas armadas, otro sector vulnerable a ideologías que se creían superadas en este país, el subsecretario parlamentario del Ministerio de Defensa, von Buelow, ha aprobado un plan de reforma de estudios de las «universidades militares» alemanas para el próximo curso, cuyo tema central académico será el del militarismo.

La fecha del 17 de junio de 1978, veinticinco aniversario del levantamiento de Berlín contra la presencia de tropas soviéticas en su territorio, se ha convertido en una fiesta oficial controvertida que puede celebrarse este año por última vez en la RFA.

El vigésimoquinto aniversario ha coincidido con una propuesta del canciller Schmidt de trasladar esta fiesta, vestigio de la guerra fría, al 23 de mayo, aniversario de la proclamación de la Constitución federal, con lo que la festividad nacional se convertiría en una fechano reivindicativa de la reunificación alemana. La oposición ha visto en la iniciativa un intento de neutralizar las aspiraciones de quienes sueñan aún con una gran Alemania unida.

A efectos políticos, la conmemoración del levantamiento de la población de Berlín ha constituido una ocasión para una nueva potenciación de las relaciones interalemanas. Eso parece indicar el intercambio de dos cartas entre Honecker, jefe del PSU de la Alemania Democrática, y el canciller Schmidt, de la Federal.

Aunque se desconoce el contenido de estas comunicaciones, el hecho de que los portadores de estas cartas hayan sido los respectivos embajadores y que éstos hayan mantenido en Bonn y Berlín conversaciones de dos horas de duración, parece indicar que se avecina un nuevo período de aproximación tras medio año de muy recortada efectividad. Las previsiones son diferentes, claro está, según tendencias: los conservadores prevén que se trata de una serie de reclamaciones de la República Democrática Alemana -entre ellas la donación de obras de arte reunidas en los museos berlineses occidentales, por ejemplo el busto de la emperatriz Nofretete-, mientras que los medios de prensa más liberales prevén nuevos proyectos conjuntos y acuerdos culturales. La posibilidad de una entrevista Schmidt-Honecker es otro factor que cuenta al valorar el intercambio epistolar entre ambos.

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