_
_
_
_
Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El futuro de las fundaciones en Europa

El Club de La Haya, creado en 1971 por un grupo de directivos de algunas importantes fundaciones europeas, acaba de celebrar un coloquio, en Bonn, sobre el tema El cambio social en Europa; el futuro de las fundaciones privadas. Además de las fundaciones pertenecientes al club, asistió a la reunión una representación de parlamentarios de diversos partidos políticos europeos.El coloquio giró alrededor de cuatro cuestiones centrales, que se presentaron como interrogaciones y que, más o menos, vertebraron todas las intervenciones. Estas preguntas fueron las siguientes: ¿Cuáles son los cambios sociales más importantes que se están produciendo en Europa? ¿Cuál es el papel de las fundaciones en relación con estos cambios? ¿Qué grado de creatividad parecen mostrar las fundaciones? ¿En qué condiciones pueden hacer adecuadamente su trabajo las fundaciones?

Como dije, la discusión se centró sólo, «más o menos», exactamente en los cuatro puntos propuestos. No obstante, al final se habían expresado una serie de ideas que se podrían tomar como conclusiones informales y que, por su interés, voy a intentar sintetizar en estas líneas. Creo que no podemos ser ajenos a la realidad europea, de la que formamos parte, y nos es útil enfocar con esta perspectiva nuestros propios problemas en este terreno. Sobre todo cuando es una determinada concepción de la libertad la que está en juego.

Los cambios sociales en Europa y el papel de las fundaciones

De la sugestiva intervención del profesor Dahrendorf, director de la London School of Economics, a mí me pareció especialmente interesante la síntesis final, en la que expresó su Convencimiento de que es preciso contemplar el problema de la libertad, teniendo en cuenta sus dos componentes: posibilidades reales de elección que se presentan a los individuos y sistemas estructurales que den sentido a tales elecciones. Para que un mayor número de personas tenga más posibilidades de elección es necesario, dijo, que desaparezcan algunas de las estructuras existentes en Europa, que hoy son inservibles, y sean sustituidas por otras nuevas, más flexibles. más porosas y más acordes con los cambios sociales producidos y en proceso de gestación.

En este punto se inserta el papel de las fundaciones en la sociedad actual. No creo forzar demasiado la argumentación del profesor Dahrendorf si aplicamos sus reflexiones sobre la libertad a sus conclusiones sobre el papel de las fundaciones en nuestra sociedad. La larga tradición de las fundaciones y la amplia gama de sus actividades ofrecen el ejemplo de un sólido ejercicio y de una extensa diversificación de sus funciones, sobre el común proyecto del servicio a la colectividad. Frente a la rigidez estatal, de concepciones universales, esta tarea parcializada, selectiva e inmediata presenta el carácter de su singularidad. Es evidente la importancia de la existencia de las fundaciones para garantizar el abanico de elecciones que la idea de la libertad lleva implícito. Pero quizá no se deba separar este primer aspecto, que circunscribe la definición de las fundaciones, de otro aspecto, igualmente definitorio, que fija las funciones anticipadoras y renovadoras de las fundaciones, y que está directamente relacionado con esa evolución estructural, a la que aludía Dahrendorf, como segundo componente de la libertad.

Las condiciones para el desarrollo de las fundaciones

Durante el coloquio, el futuro de las fundaciones en Europa se vio relacionado con su capacidad para percibir los cambios sociales y sobre todo con sus sensibilidad para detectar anticipadamente su nacimiento y para identificar los nuevos problemas, adheridos a los cambios. No es ésta, probablemente, una novedad en la larga historia de las fundaciones -pues, de hecho, ha existido siempre una correlación entre «la cuestión social» de cada momento y el campo de actuación elegido por las fundaciones-; pero quizá la situación actual hace más necesaria la vocación social de éstas para garantizar su supervivencia en un orden de libertad, único en el que pueden vivir.

Ese orden de libertad aparecía como la condición básica para el desarrollo de las fundaciones. Se recordó la frase de Walter Schell (que, por cierto, tuvo la amabilidad de recibir en audiencia a los miembros del club), de que las fundaciones son una expresión primordial de la sociedad libre en la que queramos vivir. Este factor dinámico de la libertad y de la evolución, que representan las fundaciones, fue también señalado por Federico Mayor, el otro ponente del coloquio, al tratar de algunos aspectos concretos de la evolución política y social de España, desde una perspectiva más optimista que las conclusiones a las que había llegado el profesor inglés sobre las posibilidades de solución de la crisis actual, que eran más bien sombrías.

Se expusieron otra serie de condiciones, que limitaban la posible arrogancia de las fundaciones -en palabras de uno de los parlamentarios asistentes- equiparable a la arrogancia de los Gobiernos -polémica expresión empleada por Dahrendorf-. Transcribo las más importantes de estas condiciones tomando algunas de mis notas sobre el coloquio: las fundaciones no pueden vivir aisladas (en este sentido se escucharon con interés las noticias sobre la reciente constitución en España del Centro de Fundaciones) ni entre ellas, ni en relación con la sociedad; en esa línea tenía que ser entendida la propia reunión del club con los parlamentarios europeos; las fundaciones están en condiciones de correr los riesgos que, por ejemplo, la Administración no puede correr, e identificar las nuevas necesidades sociales de modo independiente y objetivo; posibilidades de las fundaciones para la reflexión a medio plazo, para la acción experimental con el consiguiente derecho a equivocarse en contraposición a la exigencia de acción a corto plazo y de éxito, aunque sea aparente, que tienen los políticos; necesidad urgente de la información pública sobre las fundaciones (superando incluso las posibles razones de modestia que en algunos casos se invocaron en el coloquio): de dónde vienen sus recursos, cuáles son éstos y en qué se gastan.

Estas condiciones frenarían el hipotético peligro de la «arrogancia de las fundaciones» y permitirían, al mismo tiempo, el que las iniciativas de grupos sociales que éstas representan limitaran los peligros de estatificación y de «arrogancia de la Administración».

No estuvo de más por ello el que se aludiera al papel de las pequeñas fundaciones -no siempre presentes, ciertamente, en el espíritu del coloquio- muy numerosas en España y especialmente aptas para enfrentarse con pequeños problemas reales y concretos que quedan con frecuencia fuera de los grandes ámbitos de la política social de la Administración.

Conclusiones

No hubo, como dije antes, conclusiones. Fueron ideas que cruzaban el aire de las discusiones y dejaban el rastro de su atractivo. Desde la necesidad de mantener la institución de las fundaciones, como espacio insustituible de la libertad, hasta la necesidad correlativa de crear un contexto ético yjurídico, en el que pudieran desarrollar su función social creadora.

No deja de ser sintomático que en el tratamiento de las cuatro cuestiones ejes del coloquio se relacionara el papel de las fundaciones con los cambios sociales y con la creatividad de la institución. Quizá la solución del aparente conflicto entre el orden de libertad y el encaje de las fundaciones en el ámbito ético y social de nuestro tiempo se encuentre en los tres términos que surgieron continuamente a lo largo de los debates: información, anticipación y modernidad.

Todas estas ideas no están alejadas de nuestra propia situación; el presidente del club, señor Risler, se refirió en las palabras de apertura al hecho de que en nuestra Constitución se haya introducido el derecho a crear fundaciones como uno de los derechos de una sociedad libre que deja abierto un ancho campo a las iniciativas privadas en las que se inserta la fecundidad social de las fundaciones con los debidos controles que aseguren la licitud y el interés comunitario de sus fines y la transparencia de su gestión.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_