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Continúan las críticas de la EFTA hacia la postura negociadora española

Veinticuatro horas después de finalizado el sexto período de negociaciones entre España y la EFTA, en busca del establecimiento de un acuerdo multilateral de reducciones aduaneras para los productos industrializados y agrícolas, la prensa helvética, que hasta aquí había guardado silencio, ha entrado a informar, e incluso a opinar, en forma «descarnada».

Tribune de Généve, uno de los principales periódicos helvéticos de lengua francesa, sostiene que «nada anda bien entre los países de la Asociación Europea de Libre Cambio (EFTA) y España». Las negociaciones están en punto muerto y también se puede afirmar que retroceden.España -dice- ha pasado a ser un competidor peligroso para ciertos sectores industriales, anotando, además, la actual crisis económica y la elevada tasa de desempleo como elementos que estimulan mucho más el proteccionismo que la liberalización de intercambios comerciales.

La columnista Christie Delavennat-Lemarie, sostiene que los países de la EFTA desean con estas negociaciones «hacer un gesto político en favor de la España posfranquista», pero que ésta no siempre responde a esta buena «voluntad». Al respecto, cita dos ejemplos. Uno de ellos, el que Madrid, desde hace un mes, en plenas negociaciones, suspendió todas las importaciones de papel. Ese sector industrial -afirma la periodista helvética- es justamente uno de los puntos calientes de las negociaciones, pues este interesa directamente a los países escandinavos, grandes exportadores de papel, y que no están dispuestos a abrir sus mercados a los productos españoles si no obtienen un mejor tratamiento para la venta de dicho producto. Como segundo ejemplo de esto se cita el hecho de que los delegados españoles presentaron en la «sexta ronda» una nueva lista de productos agrícolas (para ser incluida en las negociaciones), reducida en un tercio en relación a ofertas anteriores.

Finalmente, también se hace hincapié sobre las «reticencias españolas» frente a lo que los expertos denominan el «elemento dinámico», según el cual los países de la EFTA piden que las futuras concesiones acordadas por España a la CEE se hagan automáticamente extensivas a ellos.

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