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La policía suiza recuperó ayer el cadáver de Chaplin

En una acción policial sin precedentes en este país, la policía de Suiza pudo detener ayer a los dos individuos que en la noche del miércoles al jueves 2 de marzo pasado profanaron la tumba de Charles Chaplin, llevándose el ataúd con sus restos mortales.

El juez investigador del cantón de Vaud y los jefes cantonales de policía explicaron anoche las circunstancias que antecedieron a la detención de dos ciudadanos procedentes de países del este de Europa y que gozaban del estatuto de refugiados en Suiza. Uno de ellos, de nacionalidad polaca, y el otro búlgaro. Los dos, mecánicos de automóviles.En un comunicado por escrito, que fue complementado durante una conferencia de prensa, la policía helvética contó a los periodistas que la viuda del genio del cine, Oona O'Neill, comenzó a recibir llamadas telefónicas exigiéndola exorbitantes sumas por el rescate del cadáver de su marido desde los primeros días del secuestro.

Una primera exigencia ascendía a 600.000 dólares. Después la suina fue rebajada a 600.000 francos suizos, y postenormente a 500.000. En vista de las sucesivas llamadas, la familia Chaplin aceptó colaborar en las investigaciones con la policía, lo que permitió el control de la línea telefónica del castillo en el que vivían la viuda en compañía de alguno de sus hijos.

El relato por escrito del juez investigador señala que los ladrones hicieron llegar posteriormente fotos a la familia, que probaban de modo fehaciente que tenían en su poder el cadáver de Chaplin.

En la tarde del martes 16 de mayo, ante el anuncio de una nueva llamada de uno de los secuestradores para obtener una respuesta definitiva de la viuda, la policía instaló un equipo de vigilancia sobre doscientos teléfonos públicos de la ciudad de Lausanne y sus alrededores. La operación resultó eficaz. Miembros de seguridad y gendarmería detuvieron a un desconocido en una de las cabinas telefónicas.

Cuando la policía interrogó al sospechoso, la voz de éste, con acento eslavo, coincidió con las grabaciones hechas anteriormente por la policía. Se trataba del refugiado polaco cuyo nombre no ha sido revelado, pero sí sus iniciales: R. W.

Horas después, y valiéndose de sus declaraciones, la policía helvética detuvo al refugiado búlgaro, de iniciales G. G.

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