Tormo, líder del Mundial
Ha nacido un nuevo ídolo para todos los aficionados al motociclismo. En el Gran Premio de las Naciones, celebrado en el circuito italiano de Mugello, y ante más de 120.000 espectadores -20.000 de los cuales habían llegado en moto-, el norteamericano Kenny Roberts ha demostrado que no hay en este momento ningún piloto en el mundo capaz de seguirle. Con su triunfo en 500 cc, Roberts ha hecho olvidar a Barry Sheene, a Cecotto y hasta el mismísimo Agostini. Las otras categorías fueron ganadas por el español Tormo, en 50 cc, Lazzarini, en 125 cc, y Ballington, en 250 cc y 350 cc. Nieto sólo pudo ser séptimo en 125.En la menor de las cilindradas, Ricardo Tormo no ha tenido problema alguno en imponer su Bultaco. Su máximo rival, Lazzarini, no conseguía poner la moto en marcha en el momento de la salida, con lo que Tormo se quedaba prácticamente sin oponentes. Pese a todo, en la última vuelta estuvo a punto de tener que abandonar, al gripársele el motor de su máquina en dos ocasiones. Pero, la ventaja adquirida hasta entonces, permitió que el español llegase a la meta en cabeza.
En 125 cc, Nieto se ha visto, nuevamente, impotente ante rivales de talla muy inferior. Incluso en momentos en que, por pundonor, Nieto forzó al máximo, no llegó ni siquiera a acercarse a los tiempos que ya había realizado dos años antes. Mientras todos los rivales progresan, la Bultaco va para atrás. Y, aunque en esta ocasión por lo menos no se rompía, el séptimo puesto en el que terminaba Angel Nieto es fruto muy pobre para lo que se espera del equipo.
La carrera fue una continua pugna entre el francés Espie, con la potentísima Motobecane, y el italiano Lazzarini. Este último había salido muy mal, pero recuperaba al francés a razón de casi un segundo por vuelta. Cuando estaba a punto de darle alcance, Espie, queriendo forzar demasiado, se cayó, perdiendo tres puestos y dejando en bandeja el triunfo a Lazzarini. Como Bianchi, actual campeón y máximo aspirante al título, tuvo que abandonar en la primera vuelta por problemas de cambio, Lazzarini se destaca netamente en cabeza de la clasificación del mundial, de la que será muy difícil desplazarle.
En 250 cc y 350 cc las carreras fueron prácticamente un calco de la otra. Dominio total, abrumador de las Kawasaki, con Ballington y Hansford en cabeza. Los dos pilotos mantuvieron, en ambas categorías, un duelo muy cerrado, terminando las dos de igual forma. Después de muchas alternativas y cambios constantes de posiciones, al final, Ballington superaba al australiano por escasos centímetros. Las diferencias fueron tan escasas, que, en el cuarto de litro, hubo que recurrir a la medición de las milésimas para poder dar el ganador.
En la cilindrada reina, la de 500 cc, todo hacía presagiar un nuevo triunfo del nuevo fenómeno norteamericano Kenny Roberts. En los entrenamientos ya había distanciado a todos sus rivales, por lo que, pese a que entre ellos había pilotos de la talla de Sheene, Cecotto, Baker, Hennen, Katayama, etcétera, es decir, la élite mundial, su triunfo parecía un tanto fácil.
Pero, Roberts, en la carrera, fue mucho más lejos. No se contentó con vencer a todos sus rivales, ni siquiera con pulverizar el récord del circuito -que estaba en poder de Sheene y Read-, en más de tres segundos. La forma en que rebasó a Cecotto o Hennen, después de una mala salida, puso de manifiesto que su forma de pilotar no tiene nada que ver con la del resto, que no tiene rival en el mundo, que no hay nadie que le pueda seguir, ni siquiera de lejos.
Más de un minuto le separó de un totalmente desmoralizado y hundido, Barry Sheene al llegar a la meta. Y su final de carrera fue una auténtica exhibición. Si Sheene terminaba la pasada temporada las carreras entrando en la meta con una sola rueda, Kenny Roberts, para superarle hasta en eso, no sólo entró en la meta de esta forma, sino que dio toda una vuelta triunfal al circuito, ante el clamor de más de 120.000 espectadores que le han convertido en su nuevo ídolo.
Cuatro montañeros muertos
Los jóvenes alpinistas Antonio Llamazares, de dieciocho años; Jordi Rodríguez, de diecisiete, y Miguel Angel Farrus, de veinticuatro, vecinos de Lérida, fallecieron hoy cuando intentaban la ascensión a la Pica de Estat, una de las cimas más altas de Cataluña. Por otra parte, el también alpinista Angel César Perandones Fernández, de diecinueve años, murió a consecuencia de una caída cuando intentaba escalar la cara norte del Teleno. El montañero fue trasladado al sanatorio de Los Remedios, de Astorga, donde ingresó ya cadáver.
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