Veinte presos de Martutene inician una huelga de hambre
Veinte presos de la cárcel de Martutene, en San Sebastián, comenzaron ayer una huelga de hambre indefinida en petición de la dimisión del director y subdirector de la prisión, a los que acusan de boicotear la política penitenciaria del director general de Instituciones Penitenciarias, Carlos García Valdés, incumpliendo las órdenes emanadas de su dirección.Los presos en huelga de hambre, que piden una amnistía general indiscriminada y la aclaración de las circunstancias en las que murieron los tres reclusos de las cárceles de Tenerife, Burgos y Basauri, denuncian también la actitud de varios funcionarios de Martutene «que retrasan y buscan justificaciones técnicas para no poner en marcha la reforma contenida en la circular de fecha 13 de abril».
Tras manifestar su solidaridad con el actual director general de Instituciones Penitenciarias, muestran su apoyo a la lucha que se está llevando en Euskadi en favor de la amnistía y a la huelga de hambre que llevan a cabo los presos políticos de Martutene, Pamplona y Bilbao, haciendo suya la petición de éstos en favor de la libertad de Aldalur.
La huelga de hambre viene precedida de las autolesiones que se causaron el lunes por la noche catorce reclusos de esta prisión, tres de los cuales continuaban ayer en el hospital provincial de San Sebastián, donde se les atiende de las heridas sufridas.
Por otra parte, el periódico barcelonés El Noticiero Universal publicó ayer una entrevista con el director general de Instituciones Penitenciarias, Carlos García Valdés, en la que éste declaraba que está dispuesto a mantener el 40 ó 50% de los reclusos españoles en cárceles abiertas, aunque, «sin embargo -dice el señor García Valdés-, hay gente interesada en que la reforma penitenciaria no salga a flote: presos y no presos».
El director general comentó la salida de las monjas cruzadas de la cárcel de La Trinidad, de Barcelona, diciendo que son los cuerpos penitenciarios los que deben estar en las instituciones penitenciarias y que las monjas le parecen bien en los hospitales, pero no en las cárceles. Asimismo, indicó que el motivo por el que se ha despedido a las cruzadas de la cárcel de La Trinidad radica en la resistencia que opusieron al mantenimiento en las mismas celdas de las presas políticas y las comunes.
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