La urgencia brilla por su ausencia
Los debates constitucionales, que están siendo dirigidos por Emilio Attard con rigor, liberalidad y seriedad no exenta, en ocasiones, de saludable sentido del humor, no se desarrollan al ritmo y con la celeridad deseados, de acuerdo con la urgencia que todas las fuerzas políticas dicen tener en la aprobación de esta norma fundamental, tras los nueve meses consumidos en su preparación.La renuncia de los ocho grupos parlamentarios a explicar su voto en la sesión de ayer ahorró un total de dos horas -a razón de quince minutos por orador-, período de tiempo que no ha sido aprovechado para adelantar en el estudio del anteproyecto. Las palabras del señor Attard -«esta tarde vacaremos»- han producido un retraso en la lucha parlamentaria contra reloj para elaborar la Constitución.
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