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Detenidos los propietarios de una agencia de promoción de artistas

Francisco Fernández Perera, de treinta años; Eugenio Conde Batanero, de 43 años, e Isidro Tordesillas Sanfrutos, de 34 años, han sido puestos a disposición judicial, acusados de haber realizado presuntas estafas y delitos contra la honestidad, mediante la creación de una agencia de promoción de artistas.Según la acusación, las investigaciones policiales comenzaron a raíz de que M. C. A., de dieciocho años, denunciara que una agencia llamada Publi-Exit podía servir de medio para realizar una estafa múltiple. La muchacha manifestó que un anuncio de prensa en el que se solicitaban caras nuevas para publicidad en cine y televisión le hizo ponerse en contacto con la citada empresa de promoción. Tras llamar telefónicamente, acudió a las oficinas de la calle del Carmen, 26, en donde realizaron un reportaje fotográfico por el que la chica pagó 10.000 pesetas.

Sin embargo, y a pesar de la promesa que se le hizo, pasaron varias semanas, tras las cuales le propusieron hacer fotos y películas pornográficas. Ante la negativa de la denunciante, y según la declaración efectuada, Francisco Fernández le ofreció un puesto de azafata en una compañía aérea a cambio de 35.000 pesetas, que corrieron la misma suerte que las 10.000 entregadas.

Iniciadas las gestiones, la policía descubrió que por la oficina pasaban a diario unas veinte solicitantes de empleo que pagaban, hace un año, unas 3.000 pesetas por cada reportaje gráfico, tarifa que ascendió desde primeros de enero a 8.000 y 25.000 pesetas según los casos. Este aumento se debió, al parecer, a la entrada en la compañía del señor Fernández.

Varias secretarias que trabajaron en la agencia declararon, según fuentes policiales, que no recordaban que ninguna de las solicitantes, cerca de trescientas, encontrara trabajo a través de la agencia.

Entre las denuncias presentadas figura una realizada por R. C. G., de quince años, que relata que el señor Fernández la llevó a un apartamento de la calle Diego de León donde le dijo que si no mantenía con él relaciones sexuales no le daría trabajo e impediría que otras agencias se lo consiguieran. La denunciante aseguró que el ahora detenido la obligó a desnudarse, pero ante la llegada de un camarero que traía algo de comer a petición del inquilino, aprovechó para huir.

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