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Tribuna
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Dudas denigrantes

Como era de esperar ya se empiezan a hacer las cábalas finales sobre el equipo que acompañará al Cádiz y al Elche en el descenso a Segunda División. Sin embargo, las suspicacias pueden lógicamente con el cálculo de probabilidades.Al Betis -que a estas alturas no sólo está con la gran mayoría de números en el bombo para ser el «desgraciado», sino en tela de juicio por el affaire de su partido con el Rayo- no le puede garantizar ya nadie la deportividad de terceros. Ni siquiera «sus posibles incentivos», que parecen volverse finalmente contra él.

¿Quién podrá asegurar si hay empate en el próximo Hércules-Burgos del domingo que no ha estado amañado? ¿Quién será capaz de dar una total veracidad al posible triunfo del Rácing de Santander sobre el Spórting de Gijón? A lo mejor no ha lugar a disquisiciones porque el equipo bético empata o pierde en su terreno con la Real Sociedad, pero ese sería ya el colmo de los despropósitos. Lo normal es que ocurra lo que ocurra, la discusión se mantenga sin que ya nunca llegue la claridad.

Porque lo triste del fútbol español es que los intereses particulares, movidos las más de las veces por oscuros manejos, ocultan ya cualquier resultado normal. Como al Hércules y al Burgos les interesa empatar para salvarse, una simple pérdida de tiempo por cansancio obligará a pensar en el tongo. Como el Rácing necesita ganar al Spórting se podrá sacar a colación en cualquier momento que los dos entrenadores, Yosu y Micra, jugaron juntos, hicieron cursos también juntos y son íntimos amigos. Por el rincón más insospechado aparecerá una amistad, una relación, suficiente para generar suspicacias bastardas.

El fútbol ha llegado a ese punto denigrante. Se duda hasta de la deportividad.

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