Manuscritos de principios de la era cristiana, descubiertos en el Sinaí por monjes griegos
Los estudiosos de los temas bíblicos dicen que esta noticia tiene una importancia similar a la que entusiasmó a los especialistas en temas históricos de la antigüedad cuando se dieron a conocer los famosos Rollos del mar Muerto, encontrados en 1947.La desventaja en esta ocasión ha sido que los manuscritos bíblicos hallados sólo han estado, hasta ahora, al alcance de ciertos monjes griegos que habitan en la zona del Sinaí ocupada por los israelíes.
Los manuscritos han sido hallados en una de las más viejas comunidades religiosas del mundo, situada en la citada zona del Sinaí. Los encontraron los monjes ortodoxos del monasterio de Santa Catalina al derribar una pared.
Entre los manucristos encontrados por esos monjes griegos figuran ocho páginas inéditas del Códice Sinaítico, una biblia griega del siglo IV de esta era. El original incompleto se guarda en la Biblioteca Británica. Junto con las páginas que le faltaban al citado códice hay otros documentos inéditos que están ocultos por sus descubridores para preservar, en primer lugar, su reclusión voluntaria, para proteger sus derechos como investigadores de la Biblia y para evitar conflictos políticos.
Les resulta difícil a los monjes mantener la reclusión que pretenden. El monasterio en el que viven, construido por el emperador Justiniano a principios del siglo VI, ya está al alcance de los turistas y de los investigadores. La noticia de que estos manuscritos habían sido descubiertos ha llegado al mundo a través de los historiadores griegos a los que los monjes les permitieron el acceso al monasterio y a estos preciados documentos.
La noticia de que estos manuscritos habían sido hallados fue confiada al profesor Savvas Agourides, jefe del departamento de Manuscritos del Museo Nacional de Atenas, por uno de sus antiguos alumnos, que han pasado a formar parte del citado monasterio.
Los manuscritos no están seguros. Existe el temor de que una nueva guerra árabe-israelí destruya el monasterio y los manuscritos desaparezcan. El monasterio está situado en lo que hasta 1967 era territorio egipcio y sigue siendo objeto de reivindicaciones por parte árabe. Un nuevo conflicto haría peligrar la seguridad de los famosos y misteriosos manuscritos.
En realidad, la mayor parte de los documentos hallados por los monjes están casi completamente destrozados. Aun así, aseguran las autoridades diplomáticas griegas, los monjes ortodoxos trabajan activamente para clasificarlos y fotografíarlos con el material que les ha sido proporcionado desde Atenas. Una vez completa la investigación que se ha iniciado, se espera que en el plazo de un año podrían publicarse los resultados.
La razón por la que los griegos se han mostrado tan celosos con su descubrimiento es muy simple, según los monjes. Ellos no quieren dejarlos en manos de nadie hasta que no se haya determinado su valor.
Como custodios de este material histórico, los monjes se erigen en sus primeros editores. De este modo responden a las críticas que investigadores de todo él mundo han lanzado últimamente contra ellos por impedir lo que sería un estudio común de un elemento importante de la historia de la antigüedad.
En algunos sectores se confunde este celo de los monjes con la controversia que siempre ha habido entre los Gobiernos egipcio y griego sobre las investigaciones arqueológicas que tienen lugar en la zona y cuya responsabilidad se disputan ambos.
Aparentemente, el descubrimiento es sensacional. Comprende, según la información que los monjes han permitido que se conozca, 47 legajos de manuscritos e iconos que aún deben ser examinados. Algunos de los tipos de letra utilizados para titular los legajos son similares a los utilizados en el año 300 de la era cristiana.
De acuerdo con los expertos, estos documentos pueden ser esenciales para entender pasajes completos de la Biblia y para comprender escritos muy primitivos. Incluso -ha dicho el doctor Martin Hengel, de la Universidad de Tübingen (República Federal de Alemania)- «podrían enseñamos mucho acerca de la primitiva liturgia cristiana. Hay muy poca información escrita sobre este tema. Lo que los monjes han hallado podrían ser textos de los Evangelios o de cualquier otro texto. El problema es que no tenemos ni idea de lo que ellos han hallado en realidad».
Todos los teólogos del mundo, así como los arqueólogos especializados, han empezado a cercar a los monjes ortodoxos. No parece fácil que ellos descubran su secreto hasta que se tengan bien aprendidos los legajos.
Ante el silencio helénico, los británicos, acostumbrados a llegar con prontitud a este tipo de descubrimientos, no parecen dispuestos a intervenir. Tom Pattie, del Departamento de Manuscritos de la Biblioteca Británica, declaró el pasado domingo al semanario The Observer, de Londres, que estos manuscritos podrían ser, en efecto, tan importante como los que fueron hallados en el mar Muerto. Sin embargo, la cantidad de manos que están luchando por descifrarlos hace que los británicos se resistan a intervenir. Para su análisis, ellos esperan que los monjes griegos levanten esa especie de embargo que han impuesto sobre los microfilmes. Sin embargo, son los investigadores del Reino Unido los que más interés podrían tener en este descubrimiento, porque con él podría completarse en buena medida el Códice bíblico que ahora se guarda incompleto en su país.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.