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Entrevista:

"La radio ayuda a la conseguir la normalización política"

Sir Charles Curran, presidente de la Unión Europea de Radiodifusión y director de la agencia Visnews, dedicada a repartir información audiovisual, es una de las máximas autoridades mundiales en la práctica de dos de los más modernos medios de comunicación radio y televisión. Apasionado, y buen conocedor de España, ha vuelto una vez más a este país, esta vez como participante en los actos de la I Exposición de la BBC (Madrid, Centro Cultural de la Villa), organismo que dirigió durante ocho años, hasta el pasado 30 de septiembre. Sobre el actual estado de la radiodifusión europea y su posible equiparamiento con la situación española el señor Curran ha conversado con José F. Beaumont.

EL PAÍS: ¿Cómo explica usted el fenómeno comunicativo del auge de la radio en Europa y en España?Charles Curran: Antes que nada hay que tener presentes las diferencias de formación y de situación de cada país. Una vez establecido este supuesto podemos afirmar que el constante perfeccionamiento de las técnicas televisivas y el consiguiente aumento de teleespectadores no ha supuesto un trasvase incondicional de audiencias de un medio a otro. Lo que ha provocado es un desplazamiento de horarios dedicados al consumo de cada medio. En Gran Bretaña, por ejemplo, al igual que en la mayoría de los países europeos, a partir de las seis de la tarde, la atención de la audiencia se concentra en la televisión, pero hasta esa hora la radio tiene un poder dominante. La audiencia de radio busca entretenimiento (música, concursos) y datos concretos de utilidad (la hora, el tiempo meteorológico), pero también le interesa información y programas de contenido social. En España parece que la máxima audiencia la obtienen ciertos programas nocturnos. Ya digo, cada país presenta sus propias variables.

EL PAÍS. Usted ha hablado de diferencias de situación. ¿Qué papel puede desempeñar la radio en el actual momento «situacional» español?

Ch. C.: En las actuales circunstancias españolas, la radio, como medio de información, puede desempeñar un importantísimo papel en orden, sobre todo, a conseguir la normalización política. En este sentido puede acoger y difundir las voces de los líderes de opinión de una manera más eficaz incluso que la prensa, sobre todo cuando no existen periódicos de auténtica difusión nacional. La radio está por encima de estas dificultades de difusión, que, en realidad, son dificultades de distribución. Pero éstas son sólo dificultades externas, técnicas. Existen, a mi modo de ver, otras diferencias más profundas, más arraigadas, lo que yo llamaría diferencias de formación, que suponen un mayor obstáculo para el cambio, ya que dependen del sistema social en que se apoyan. Las costumbres de una larga época pasada se cambian con dificultad y no porque no existe voluntad de cambio, sino porque se trata de una actitud que domina a dirigentes y dirigidos. Se ha abierto ya una nueva época para España, en la que es necesario conocer las expectativas y las reacciones críticas de los oyentes. Esto exige, por parte de los profesionales, un alto «espíritu de exploración», que les deberá mover a ensayar nuevas fórmulas radiofónicas hasta llegar a descubrir qué es lo que de verdad interesa a la audiencia.

EL PAÍS: En España se encuentra vivamente planteado el debate sobre el control de la radiodifusión ¿qué organismos, grupos o personas considera usted más idóneo para llevar a cabo este control?

Ch. C.: El control de los medios audiovisuales no debe corresponder ni a los políticos -porque se utilizarían en favor de partidismos-, ni siquiera a los profesionales -porque lo que quieren los profesionales de la información en materia de regulación de expresión no coincide necesariamente con lo que quiere el pueblo-. La regulación de la radiodifusión debe descansar sobre todas las fuerzas de la sociedad representadas en un consejo, no político, de hombres de respeto y de honor nacional. Debido a las circunstancias españolas parece que, de establecerse este sistema, tendrían que intervenir en principio, todas las fuerzas políticas para llegar a un inicial consenso sobre el control a adoptar. Naturalmente que el papel de los profesionales sería fundamental en este proceso, pero no tanto en cuanto sujetos de control, sino más bien debido a su asesoramiento.

EL PAÍS: ¿Por qué ese papel tan importante y de tanta responsabilidad del profesional de la información en la hora presente?

Ch. C.: El profesional de la información es una especie de puente transmisor y se lector de una cantidad de información mucho mayor de lo que la audiencia puede digerir. Los profesionales deben conocer muy bien los medios. En los tiempos que yo comencé en la radio, accedíamos a la misma desde cualquier otro campo. Ahora, en la BBC se preparan cincuenta profesionales al año (de entre mil aspirantes) en materias específicas informativas. Los periodistas de ahora están mejor preparados, por lo que pueden ayudar mejor a conseguir una mayor calidad, incluso en aquellos programas promovidos por cualquiera de los grupos sociales. El acceso y la participación directa del público en los programas de radio y televisión aportan, en aquellos lugares que existen, un aspecto más dinámico y directo, pero la asistencia de los profesionales como especialistas en información es imprescindible.

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