"El triunfo de CCOO significa la reafirmación del sindicalismo unitario y responsable"
El triunfo de Comisiones Obreras en las recientes elecciones sindicales ha situado a esta central en el primer plano del panorama sindical. Su peso en el movimiento obrero supone una aportación a la política del Partido Comunista respecto a los movimientos de masa, aunque no exista vinculación a nivel orgánico entre partido y sindicato, tal como señala el dirigente de CCOO y miembro del comité ejecutivo del PCE, Julián Ariza, con el que ha sostenido la siguiente entrevista. En ella se expresa también la postura de esta central con relación a temas de actualidad como el debate del proyecto de ley de acción sindical, el paro y la negociación colectiva.
PREGUNTA. ¿Qué supone para Comisiones Obreras la victoria obtenida en las recientes elecciones sindicales?RESPUESTA. Nuestra victoria, y en este caso no tengo ningún inconveniente en unir el triunfo de CCOO con lo que ha supuesto también que en segundo lugar esté una central como UGT, significa la afirmación del sindicalismo unitario y responsable. Cuando digo responsable quiero significar que en una situación de crisis, como la que atraviesa el país, es necesario dar alternativas viables, alternativas nacionales que no sólo tengan en cuenta los intereses estrictos de los trabajadores, sino, también, los intereses generales de nuestra sociedad.
La decantación del panorama sindical en dos grandes centrales es también un llamamiento de los trabajadores para que profundicemos en la unidad de acción. Y es a través de esta unidad de acción, impulsada desde la base, como en un plazo todavía amplio podemos llegar con UGT a lo que pretendemos desde CCOO, que es la unidad orgánica de todos los trabajadores.
P. ¿La victoria sindical puede motivar un cambio en los planteamientos de CCOO respecto a la polémica con UGT acerca de la potenciación de los comités de empresa o de las secciones sindicales?
R. No. Nosotros siempre hemos defendido y defendemos que el órgano de representación unitario tenga lo qué, de manera simple, podemos llamar el poder sindical dentro de la empresa. Es decir, que los comités de empresa tengan poder negociador en nombre de todos los trabajadores, estén o no afiliados.
P. ¿Cuál es el cometido de las centrales sindicales en la actual sociedad española?
R. Fundamentalmente, la defensa de los intereses de los trabajadores. Bien entendido que esta defensa no sólo ha de referirse a aspectos económicos. Aunque la principal área de actuación de los sindicatos es la reivindicativa, también tenemos, en mayor o menor proporción, responsabilidad en la solución de problemas que no son específicamente económicos y laborales.
Nuestra definición como sindicato sociopolítico nos obliga a luchar en el marco de lo social y de lo político. Sobre el trabajador se produce una explotación en el marco de la sociedad, al margen de la explotación que padece dentro de la empresa, que se manifiesta en problemas tales como los de la vivienda, educación, sanidad, en la propia infraestructura de las barriadas, etcétera. Sin entrar en la competencia de los partidos, a las centrales les cabe la responsabilidad de actuar en las parcelas que he citado.
P. En cuanto a la actuación política, ¿cómo la concreta CCOO?
R. Nosotros distinguimos entre lo que es partidismo y la actuación política de los sindicatos. Ningún sindicalismo es apolítico. El sindicato que se declara apolítico, en el fondo practica la política de la burguesía para el movimiento obrero. De ahí que entendamos que al sindicato le corresponde una actuación tan política como puede ser la toma de posición ante la Constitución para aquellos aspectos que afectan a los trabajadores, llámese huelga, llámese lock-out, o llámese incluso lo que se está pretendiendo en este país, como es constitucionalizar el capitalismo a través de lo que califican de economía social de mercado.
P. ¿Qué ideología predomina en la práctica sociopolítica de CCOO?
R. Hemos dicho hasta la saciedad que no nos manifestamos como un sindicato ideologizado en el sentido de estar adscritos a determinada concepción del mundo. Ni siquiera nos hemos definido como sindicato marxista. Precisamente porque buscamos la unidad sindical, en nuestra central procuramos crear unas condiciones de democracia que permita que todas las corrientes políticas que se dan en el seno del movimiento obrero no sean impedimento para la actuación conjunta de los trabajadores.
Ahora bien, somos conscientes que los problemas de la clase obrera no tienen solución en el seno de una sociedad capitalista como la nuestra, y por eso nos definimos como sindicato auténticamente socialista.
Y, por supuesto, no es un socialismo definido desde la óptica comunista. No hemos planteado el tipo de socialismo que perseguirnos, pero sí tenemos claro que debe ser construido sobre la base del respeto absoluto a la libertad, a los derechos humanos y, desde luego, a los derechos sindicales, como puede ser el propio derecho de huelga y, a su vez, la independencia de los sindicatos respecto de los partidos y del Estado.
P. Sin embargo, la imagen pública de CCOO identifica estas siglas como el sindicato del Partido Comunista de España. ¿Existe o no esta vinculación? .
R. No. Es un problema de concepción. Cuando un sindicato se convierte en la correa de transmisión de un partido y, en consecuencia, su actuación sindical está identificada con la actuación política del partido, hace imposible en el orden práctico la unidad sindical. Para nosotros, y hablo no sólo en nombre de CCOO, sino también de los comunistas que militamos en el movimiento obrero, la independencia entre. partido y sindicato es una cuestión de principio y responde a la propia política del PCE respecto a la independencia del movimiento obrero.
Lo que ocurre es que en el orden práctico, en la dirección de CCOO hay muchos miembros del PCE, y esto no se puede negar. Pero, si analizamos a nivel de bases los delegados elegidos en las empresas, veremos que un gran porcentaje de ellos son miembros de partidos y, en particular, en el caso de CCOO, afiliados al PCE.
P. ¿Ha utilizado en alguna medida el PCE, cara a su reciente congreso, el triunfo electoral de CCOO?
R. El partido no pretende ni pretenderá capitalizar para sí el triunfo de CCOO. Sí hay que reconocer, sin embargo, que los comunistas que actuamos en el movimiento obrero hemos contribuido de una manera bastante eficaz al triunfo de Comisiones Obreras.
P. Comisiones Obreras celebrará su primer congreso del 21 al 25 de junio próximo. ¿Cuál es el principal objetivo de esta primera confrontación interna a nivel confederal?
R. Trataremos de colocar a la confederación en condiciones de asumir la responsabilidad de ser la primera central del país, no sólo por afiliación, sino también por los resultados electorales.
P. Un aspecto de las críticas que con más frecuencia se han hecho a CCOO ha sido, precisamente, el que desde su nacimiento, a finales de los años cincuenta, hasta ahora no habían celebrado ningún congreso. ¿Cuál ha sido la razón para dilatar durante tanto tiempo, especialmente desde que el pasado año fuera legalizada la central, un debate interno a nivel confederal?
R. El debate interno ha sido permanente en CCOO. No creo que sea la ocasión de un congreso la única en que pueda desarrollarse ese, debate. No obstante, he de decir que si hasta ahora no ha sido posible celebrar un congreso como el que tenemos en marcha, buena parte de culpa hay que echársela a la política que respecto de nosotros siguió el Gobierno Arias-Fraga, que nos obligó a convertir en asamblea clandestina el congreso que quisimos celebrar en el verano del 76.
Posteriormente, al producirse una riada afiliativa gigantesca tras nuestra legalización, y al tener que atender cuestiones de trascendental importancia para la clase obrera, como las que se han registrado en este último año, nuestro congreso ha quedado supeditado a un fuerte proceso organizativo previo. No obstante, desde finales del 77 estamos empeñados en un proceso de discusión interna en los congresos de federaciones, sindicatos y órganos territoriales que culminará en el congreso confederal de junio.
P. ¿Dispone CCOO de la suficiente infraestructura para prestar asistencia social a sus afiliados?
R. Según el inventario que hemos ultimado de cara al congreso, en la actualidad contamos con más de mil locales abiertos en toda España, varios cientos de abogados, unas decenas de economistas, asistentes y graduados sociales y estamos formando a algunos de los delegados elegidos en las
"El triunfo de CCOO significa la reafirmación del sindicalismo unitario y responsable"
P. En este sentido, la vieja reivindicación de recobrar el patrimonio sindical cobra actualidad.R. Sobre este tema no estamos dispuestos a aceptar la política del Gobierno. El patrimonio es un todo, integrado por el incautado con anterioridad al año 39 y el que lo fue con posterioridad a este año. Me refiero al acumulado durante los cuarenta años de verticalismo y sobre el que el ministro de Trabajo no está dispuesto a negociar, según sus propias afirmaciones.
"El patrimonio sindical es un todo"
Nuestra alternativa concreta en este sentido es que los ayuntamientos salidos de las elecciones municipales se hagan con la titularidad de estos bienes, de manera provisional, hasta que la unidad orgánica de los sindicatos sea una realidad y los trabajadores dispongan de la propiedad de este patrimonio. Mientras tanto, su gestión correría a cargo de los sindicatos que hayan obtenido, cuando menos, un 10% de delegados en las elecciones. La utilización, lógicamente, ha de estar abierta a todos los trabajadores.
P. El debate en el Congreso del proyecto de ley de Acción Sindical ha suscitado una dura polémica entre empresarios y trabajadores. ¿Con qué argumentos defiende CCOO su apoyo al controvertido texto?
R. Pretender dar solución a la crisis económica por la que atravesamos sin la participación de las principales víctimas de dicha crisis, es decir, los trabajadores, es inadmisible. Está claro que uno de los ámbitos en los que se concreta esa participación obrera es el seno de la empresa. Hay quienes pretenden que la democracia no penetre en la empresa. Nosotros defendemos el proyecto, aunque no supone la autogestión, pues en algunos aspectos es hasta regresivo.
P. El empresariado, no obstante, alude a la previa necesidad de reformar la empresa, al tiempo que cuestiona la misma existencia de las centrales que quieren actuar en el seno de las empresas.
R. En cuanto a poner en duda la existencia de unas centrales con fuerte representación en el ámbito obrero, está totalmente fuera de lugar. Ahí están los convenios negociados por las centrales, en los que las empresas aceptan la acción sindical en su seno. La cuestión de fondo es que hay una ofensiva patronal que se manifiesta en varias vertientes, de las cuales la acción sindical en la empresa es una más. Los empresarios, algún sector al menos, se han manifestado en contra del pacto de la Moncloa, incluso en contra de la política de consenso que de alguna manera trata de llevar adelante el Gobierno Suárez, y se está manifestando en el plano de la Constitución intentando la constitucionalización del capitalismo y por impedir a toda costa que la democracia tenga un cierto contenido.
Los empresarios no cuentan con ninguna argumentación sólida. Se trata, en definitiva, de una ofensiva de los sectores más ultras, que tratan de buscar una alternativa política, la que llaman gran derecha, que frene el proceso ascendente del movimiento obrero.
P. ¿En qué términos aceptaría CCOO la definitiva aprobación
R. El texto elaborado por la ponencia es bastante mínimo, y su contenido nos parece irrenunciable. No obstante, somos conscientes de que las presiones que está recibiendo UCD obligarán a este partido a recortar lo más posible el proyecto tal como está ahora. Nosotros, por nuestra parte, vamos a presionar en el orden práctico para conseguir que ese mínimo del texto de la ponencia sea una realidad a corto plazo.
P. De no ser así, ¿qué incidencia tendría sobre la paz social que está posibilitando el pacto de la Moncloa la aprobación de una ley no aceptada por los trabajadores?
R. En cualquier caso, lo que salga del Parlamento no habrá de constituir un dique infranqueable para la lucha de clases. Si lo que se me pregunta es si CCOO iría a una huelga general o a poner el país patas arriba, mi respuesta es que estamos ante un problema más, muy importante.
P. ¿Supondría, cuando menos, el final de la actual política de consenso?
empresas como asesores laborales. Todo ello sale de las cuotas de nuestros afiliados, más de dos millones de trabajadores, lo que, pese a todo, resulta insuficiente. del proyecto que debate actualmente el Congreso?
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