Problemática neutralidad

«Debate hispano-anglo-norteamericano en Londres sobre la OTAN. Participan especialistas estadounidenses y diputados españoles pertenecientes a UCD, AP y PSOE. Que sepamos, sólo un político catalán asiste a las reuniones. Poco es para un país-puente como Cataluña. Demócratas de toda la vida, aliadófilos en tiempos de guerra, los diputados de la minoría catalana, acaso resultan incómodos a la universidad invitante. Tal vez se deba a su inveterado europeísmo, compatible con el pactismo atlántico, pero no con la rigidez que suelen mostrar algunos dirigentes yanquis.Al margen de esta anécdota, señalemos que los políticos socialistas expondrán en esa tertulia su tesis neutralista. En principio, la neutralidad es la situación ideal de todo país pacifista. Ocurre, sin embargo, en estos tiempos, que no es neutral quien quiere, sino a quien le dejan serlo o a quien le impongan que lo sea. La segunda guerra mundial fue muy aleccionadora. Antes ya de su estallido, Austria quiso ser neutral: la anexionó el III Reich. Rumania quiso ser neutral: se la repartieron nazis y soviéticos. Holanda quiso ser neutral: la arrasaron los «stukas». ( ... )

Para ser neutral motu proprio, es decir, con plena independencia, hay que poseer una fuerza suficientemente disuasiva como para que merezca el respeto del vecino. En pocas palabras, hay que tener los medios. ¿Los tenemos?»

15 abril